Opinión: Importancia y urgencia de los neuroderechos

La neurociencia está en el centro de atención de todo el mundo por cuanto ofrece una explicación de muchos aspectos de la conducta humana. A la vez, los científicos han recurrido a la ética y al derecho para regular las tecnologías que ellos mismos han desarrollado. Un ejemplo en ese sentido es el doctor Rafael Yuste, destacado neurobiólogo líder del proyecto Brain, quien aboga por un resguardo jurídico que impida una posible intromisión y eventual manipulación de nuestro cerebro por medios tecnológicos, y con ello afectar nuestra identidad, integridad y libertad. Chile es el primer país del mundo en que se está discutiendo la regulación de las neurotecnologías a nivel constitucional y legal. Al efecto se busca garantizar la indemnidad mental con los “neuroderechos” -nueva categoría de derechos fundamentales- reconocidos en dos proyectos de ley en tramitación en la Comisión desafíos del futuro del Senado.

Esa nueva categoría obedece a que no es aconsejable tratar de incorporar los ámbitos de protección requeridos “indemnidad mental” por el surgimiento de fenómenos nuevos, “neurotecnologías” dentro del enunciado de derechos ya existentes que ya tienen una trayectoria en la forma de ser comprendidos o en los antecedentes de su creación Por otra parte, se debe considerar que los denominados “neuroderechos” han dado lugar a una creciente y valiosa discusión en diferentes disciplinas. En el derecho en relación, por de pronto, a su contenido normativo y en cuanto a la temporalidad de su regulación dado el desarrollo de las neurotecnologías. Se discute su fundamento fáctico en cuanto que los actos mentales, entre esos nuestros pensamientos y recuerdos, son causados solo por su soporte biológico.

Quisiera recordar que la neurociencia es biología. Tiene un horizonte de comprensión limitado a lo observable por los sentidos externos. No puede explicar qué es el hombre, qué es el amor, la justicia, la belleza y la verdad. Tampoco la relación del hombre con los otros y con su creador… Un maravilloso misterio.