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Domingo 8 de noviembre de 2020

Misa de la familia de la Zona del Maipo con aforo reducido: “La fe siempre es la misma”

La tradicional celebración que años anteriores se realizaba con una convocatoria masiva en la Plaza de Puente Alto, se desarrolló con una cantidad limitada de asistentes representantes de cada parroquia de la zona, debido a la pandemia.

Fotos: Mensajeros de la Zona del Maipo

Periodista: Paula Ampuero Ulloa

Con nostalgia y mucha fe; así se vivió la tradicional celebración de la Zona del Maipo. Elena Otarola, participó en la misa en representación de la parroquia Nuestra Señora de Montserrat y explicó: “Tal vez extrañamos la misa que era al aire libre, que íbamos en gran masa todos, pero al ver a cada comunidad de la zona representada por personas tan distanciadas unas de otras, pero tan unidas en el espíritu: fue maravilloso”.

50 personas estuvieron presentes en la parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes, entre las que también se cuentan los párrocos de la zona, el vicario Rodrigo Magaña y el obispo auxiliar de Santiago, Alberto Lorenzelli, quien presidió la celebración. El evangelio fue proclamado por el párroco anfitrión, padre Guillermo Greene.

La parábola de las diez vírgenes, donde el Señor prepara a su Pueblo para su venida, fue la inspiración para la reflexión del obispo. “La parábola que hemos escuchado es una llamada de atención muy seria: ‘Estén prevenidos, porque no saben ni el día ni la hora’. No dejen que nunca se apague la lámpara de la fe, porque en cualquier momento puede ser el último. Jesús nos pide que nunca nos falte ese aceite en nuestras lámparas”.

La familia es una entrega total

Respecto al tema de la familia, el obispo relató a los presentes una anécdota que le contó a él un periodista francés, que era ateo. La parte central del relato es cuando este periodista está en un hogar de leprosos, donde entre tanta devastación destacaba un anciano, que a pesar de su enfermedad nunca perdió el brillo en sus ojos, ni la sonrisa del rostro. ¿El motivo? El periodista lo descubrió después de seguirlo. El anciano se arrastraba al amanecer a la reja del hogar y esperaba. A los minutos llegaba una mujer y se comunicaban en silencio, con sonrisas.

El obispo cerró la historia contando que el periodista le preguntó al anciano quien era esa mujer, y él le respondió que era su esposa: “Antes de venir aquí me trató con todo lo que encontró, pero todo fue inútil, entonces, me trajeron, pero ella me siguió y cuando la veo todos los días solo sé por ella que sigo vivo, y solo para ella me sigue gustando vivir”.

“Si queremos vivir verdaderamente una fiesta de nuestras familias”, aseveró el obispo, “hay que revivir intensamente ese "sí" que los esposos se han dado un día”. Y explicó que ese sí es una entrega total, es ante todas las adversidades: “Qué hermoso pensar de vivir intensamente juntos también ante el dolor, una experiencia de amor sabiendo que es una comunión profunda, que se construye día a día”.

Isabel Pino, quien participó en representación de la parroquia San Gaspar Bertoni, calificó como maravillosa la homilía del padre Alberto y la anécdota que contó. “Con mi esposo nos mirábamos desde lejos, porque estábamos separados en la banca, con los ojitos llenos de lágrimas, y en realidad eso es la familia, es amor. Y en base a ese amor hemos tenido que aprender –en pandemia- a evangelizar desde nuestras casas, desde nuestras iglesias más próximas que somos nosotros mismos”.

Sobre la celebración, Isabel sostuvo que “si bien se vivió de manera diferente, la fe siempre es la misma”. Y agradeció la oportunidad del reencuentro físico: “Quedé muy contenta, con el corazón llenito, me fui a casita con la eucaristía, que tanto echamos de menos. Feliz de haber representado a mi parroquia, a las familias de mi catequesis, feliz. Gracias Señor”.

Mes de María

En la ocasión también hubo momentos para recordar el amor incondicional de la Madre de la Iglesia. Roberto Ríos, de la parroquia San Carlos Borromeo, quien ofició como guía de la celebración, comenzó diciendo: “Damos gracias a Dios que nos permite este momento de encuentro que quiere ser también alimento para continuar trabajando en la construcción de su Reino, Reino de paz y de justicia, de amor y de misericordia. Y nos ponemos como zona en esta misa bajo el amparo de la Santísima Virgen María cuyo Mes iniciamos hoy”.

Y el obispo en su homilía sostuvo “Tenemos todo un mes para pedir el cuidado, la protección de su amor maternal. Estamos invitados a tener confianza. ¿Quién de nosotros no confía en su mamá, o no ha confiado en su mamá? Caminemos en este mes sabiendo que esta madre está, que es una madre que participa al mismo Don de Dios, nos participa también a su hijo, quien por su sí, quiso que fuera presente en medio de nosotros y nos acompañe hasta la eternidad”.

Un reencuentro participativo

La celebración se pudo llevar a cabo gracias a la organización territorial de la zona del Maipo. En la guía, Roberto Ríos comenzó agradeciendo a las comunidades de las 14 parroquias, quienes se hicieron presentes llevando a cabo cada una de las partes de la misa: “A pesar de la pandemia hemos querido celebrar esta misa que es un signo de unidad y de identidad en nuestra zona”.

Agradecimientos a las comunidades parroquiales de Nuestra Señora de Montserrat, Beato Pietro Bonilli, Divina Providencia, Natividad del Señor, Santa Teresa de los Andes, San Gaspar Bertoni, Nuestra Señora de Las Mercedes, Santa María Magdalena, San Esteban, Transfiguración del Señor, San Pedro Nolasco, San Carlos Borromeo, San José de Maipo y San Matías.