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Lunes 31 de agosto de 2020

José Luis Palacios: “El tema superior es ayudar y servir a quien lo necesita”

Durante todo el mes de agosto y en el marco del Mes de la Solidaridad, la Iglesia de Santiago quiere compartir una serie de perfiles de personas que han generado diversas iniciativas comunitarias como una expresiones de solidaridad permanente.

Por: Bárbara Guerrero C.

Fuente: Comunicaciones Arzobispado

Sin dimensionarlo, en abril de este año, comenzamos nuestra primera acción solidaria como comunidad parroquial. Reunimos donaciones y ayudamos a los ciudadanos venezolanos que acampaban en las afueras de la embajada. Ellos estaban esperando una ayuda humanitaria que les permitiera regresar a su país y afortunadamente se logró. 

La campaña que organizamos tuvo una buena recepción de la gente, quienes nos apoyaron con muchas donaciones. Como todo fue relativamente rápido, nos quedamos con cosas que no alcanzamos a entregar, así que como equipo nos reunimos y decidimos aprovechar esa ayuda para montar un comedor solidario, donde pudiéramos ayudar a las personas en situación de calle y vecinos que estaban pasando necesidades en medio de la pandemia. 

Mi nombre es José Luis Palacios, tengo 55 años y hace unos cuatro años llegué a la parroquia La Anunciación de Providencia, acompañando a mi hija en la preparación de su primera comunión. De a poco me fui integrando y fue así como asumí el cargo de coordinador. Mi objetivo fue salir a la calle, darnos a conocer en la comunidad y también conocer sus necesidades, trabajo que se hizo necesario especialmente los últimos tres meses, ya que Providencia fue una de las primeras comunas en entrar al confinamiento. 

El comedor solidario lo montamos en la parroquia gracias al trabajo de aproximadamente nueve voluntarios que apoyan las labores en la cocina. Hemos tenido que armar una cocina industrial y tomar todas las medidas de seguridad y de inocuidad, para resguardar nuestra salud y la de las personas a las que ayudamos. Yo como coordinador, soy el encargado de gestionar las donaciones, pero cuando hay que pelar papas también lo hago. Acá todos ayudamos.

Durante tres meses hemos estado entregando 100 raciones diarias de comida, en los sectores donde detectamos más necesidad y también apoyamos a otros comedores y ollas comunes fuera del decanato. A pesar de que estamos cansados, porque es un trabajo de lunes a domingo, sacamos fuerzas de flaqueza para seguir porque hay un deber mayor. Las necesidades de muchos anteceden a las de pocos y el tema superior es ayudar a quien lo necesita y cumplir a lo que estamos llamados, que es a servir. 

No sabemos hasta cuándo recibiremos donaciones, porque es cada vez más complicado. La gente no tiene recursos, pero nosotros no podemos desaparecer así como así. Los adultos mayores, quienes son los más afectados, no van a mejorar su situación de un día para otro, así que esperamos conseguir ayuda de la municipalidad para que puedan apoyarlos.

Sabemos que la comuna es considerada un sector de clase media, pero en algunos sectores se esconde una pobreza encubierta. Es difícil detectarla, porque a diferencia de otros lugares de Santiago, no está sectorizada. Además, las personas afectadas no piden ayuda por vergüenza. En nuestro catastro, que hicimos cuando asumí el cargo, descubrimos cuadras completas donde existía mucha necesidad. 

Mi formación católica viene desde muy chico. Mi papá era ferroviario y nos tocaba desplazarnos por muchos lugares del país. Viví en Victoria, Loncoche, La Paz, Temuco y en Padre de las Casas, donde estudié en un internado con los Capuchinos. De ahí nace mi voluntad de servir a los demás, y es mi trabajo como informático, el que realizo hace más de 30 años, el que me hace ser muy metódico y ordenado. 

Me gusta que las cosas salgan bien y para eso hay que innovar. Cuando llegué a la parroquia no había mucha actividad comunitaria, pero con la ayuda del padre Pérez- Cotapos comenzamos esta nueva etapa y espero podamos continuar con proyectos para apoyar a la comunidad.