Miércoles 1 de julio de 2020
Actualización Medidas Pastorales por Covid-19: Semana 1 - 8 Julio de 2020
Las ‘medidas pastorales’ adoptadas por el Sr. Arzobispo y su Consejo de Vicarios, no sufrirán modificación con respecto a la semana anterior. Renovamos la invitación a cultivar incesantemente la oración y la amistad con el Señor, sabiendo que arraigados en Cristo y firmes en la fe (cf. Col 2, 7), haremos crecer nuestra esperanza.
Fuente: Comunicaciones Arzobispado
Las ‘medidas pastorales’ adoptadas por el Sr. Arzobispo y su Consejo de Vicarios, no sufrirán modificación con respecto a la semana anterior.
Renovamos la invitación a cultivar incesantemente la oración y la amistad con el Señor, sabiendo que arraigados en Cristo y firmes en la fe (cf. Col 2, 7), haremos crecer nuestra esperanza.
Dado que se extiende la cuarentena por más de un mes en la arquidiócesis, resulta esencial invitar nuevamente a todos a que colaboremos activamente en la prevención del contagio. El esfuerzo de todos hará que las condiciones mejoren y que podamos salir del confinamiento.
Entendemos el legítimo dolor que muchos fieles sienten por el no acceso a la eucaristía en este tiempo de pandemia. Los acompañamos y animamos en la fe sabiendo que este obligado ‘ayuno eucarístico’ será fecundo. Sin duda cuanto nos gustaría a los obispos y pastores que todos pudieran concurrir a la eucaristía, pero las buenas razones dadas por la autoridad sanitaria hoy, nos exigen permanecer en las casas y seguir las misas de modo virtual.
Informamos que se ha establecido un teléfono de ayuda destinado a apoyar el servicio religioso en cementerios durante la pandemia. Prontamente, en nuestro sitio web, informaremos del modo de contacto y de realización del servicio.
Recordamos el criterio que se ha establecido como Arquidiócesis para la Curia (central y vicarías) y para las parroquias: favorecer el teletrabajo, para así evitar que las personas que están contratadas deban desplazarse y estar presencialmente en el lugar de trabajo.
La Peregrinación Juvenil al Santuario de San Alberto Hurtado, realizada tradicionalmente en agosto, será suspendida. En cambio, se hará una celebración juvenil virtual, sujeta a las condiciones sanitarias de ese momento.
Como ha sido una constante en esta pandemia, la Arquidiócesis optó por darle prioridad a la pastoral de la misericordia, sabiendo que esta acción evangélica solo se sostiene y adquiere luminosidad cuando es vivida por quien está arraigado en Cristo. Por lo mismo, detrás de esta vitalidad de la caridad esta la fuerza viva de la oración continua de toda la Iglesia que ‘agita’ los corazones para amar y servir.
Recordamos algunos criterios:
1. Dando de comer al hermano que tiene hambre (cf. Mt 25, 35) a través de la campaña “Contigo Hermano”, desarrollando iniciativas para recolección y distribución de alimentos, impulsando la ayuda fraterna y todas las instancias que permitan ayudar a los que no tienen pan en sus mesas. Particular importancia tienen los comedores abiertos y las ollas comunes parroquiales. Animamos a generar más de estas instancias para poder acudir en ayuda de los que tienen hambre.
Para potenciar esta dimensión de la caridad en la Iglesia, se han constituido los Consejos solidarios en cada zona, que estarán al servicio de animar la solidaridad entre nosotros, para ir al encuentro de los más pobres.
2. Siendo cercanos a los enfermos (cf. Mt 25, 36) y a los que han perdido a un ser querido. Es una urgencia cristiana acompañar a los enfermos y a sus familias. También es una prioridad acompañar a los que sufren la partida de un ser querido, mostrándoles el consuelo del Señor. Para cumplir esta tarea se pide revisar el protocolo para funerales elaborado por la Arquidiócesis. Invitamos a las familias a unirse a la misa vía online que se hará por sus difuntos.
3. Acogiendo al que no tiene techo (cf. Mt 25, 35). La Arquidiócesis seguirá apoyando, en la medida de sus posibilidades, a los migrantes, así como a las personas en situación de calle.
Pedimos que las parroquias o realidades eclesiales sean especialmente rigurosas en el cumplimiento de los requerimientos de la autoridad civil y en la prudente aplicación de las medidas pastorales delineadas mas abajo cuando sea posible.
Todo el detalle de nuestros instructivos disponibles en este link:
Pidamos al Sagrado Corazón de Jesús su protección en este tiempo y que nos mueva a amar y servir con mayor intensidad.
+ Cristián Roncagliolo, Vicario General
Algunos aspectos de la pastoral de la Iglesia en tiempos de COVID 19
1. Es importante que los sacerdotes estén en sus parroquias o lugares de servicio acompañando a su pueblo. Salvo excepciones explicadas por ser personas en situación de riesgo, resulta esencial que los sacerdotes estén presentes en la comunidad donde sirven para acompañar, consolar, animar, caminar y vivir con el Pueblo de Dios que se les ha confiado. Llamadas telefónicas, Whatsapp, correos electrónicos, videos, teleconferencias son herramientas para hacer sentir a nuestras comunidades, especialmente a los agentes pastorales, nuestra presencia y cercanía. Este también es un tiempo privilegiado para el estudio y la preparación pastoral, tiempo para la oración por nuestros feligreses, por la iglesia y el mundo.
2. La pastoral social es hoy una prioridad para la Iglesia de Santiago. Pedimos vivamente a los sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos seguir vitalizando la pastoral social de sus comunidades para ponerla al servicio de los más pobres, siempre cumpliendo rigurosamente todas las normas sanitarias. Hoy, con una particular urgencia, estamos llamados a salir al encuentro de quienes más sufren. Les invitamos a caminar siendo creativos en el apostolado social, porque ‘los pobres no pueden esperar’. Cabe hacer presente que se están dando buenas experiencias de comedores abiertos, hospederías para personas en situación de calle, canastas solidarias, atención a migrantes, atención a enfermos, que nos animan y nos provocan a la creatividad.
3. Animamos a los miembros de nuestras comunidades a cultivar una vida espiritual más profunda, especialmente a través de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Pedimos especialmente a los sacerdotes y consagrados, que pongan al servicio de sus comunidades, a través de los medios digitales, métodos para conocer la Palabra de Dios y rezar con ella.
4. Salvo en las comunas que estén viviendo la cuarentena, no existe dificultad en mantener los templos abiertos, siempre para la oración personal e individual, evitando cualquier aglomeración y cumpliendo todas las normas sanitarias dadas por la autoridad. El protocolo que ha de cumplirse en este caso es análogo al que se utiliza para el acceso a lugares públicos (mantener la distancia social, uso obligatorio mascarilla, sin aglomeración, lavado de manos, sanitización, etc.). Pedimos también mantener la atención de secretaria en las formas que sea posible y respetando los protocolos vigentes.
5. Recordamos que la Arquidiócesis ha puesto al servicio de quien lo necesite el “Fono escucha: Estamos Contigo”, que entrega acompañamiento espiritual en este tiempo.
6. Animamos, en la medida que se pueda y siempre online, a reiniciar los procesos formativos como la catequesis familiar, la pastoral juvenil, la confirmación y otras actividades pastorales. Los medios virtuales son un buen medio para esta etapa.
7. Reiteramos que, por el momento, no está permitida la realización de fiestas religiosas o procesiones con presencia de fieles.
8. Recordamos que, mientras dure la crisis sanitaria o no se establezca otro criterio, no están permitidas las actividades pastorales presenciales como cursos de formación, charlas u otras manifestaciones. Invitamos a hacer estas actividades en modo online.
9. Respecto a la posibilidad y modo de celebrar las exequias cristianas, remitirse a las normas ya publicadas. Recordamos que los viernes, en este tiempo, se ofrece la misa especialmente por los difuntos de la semana:
10. Sabiendo que desde su propio interior o a veces desde las indicaciones de los fieles, surgen ideas e iniciativas o bien se comparten acciones o ritos que se han conocido en otras partes, y valorando el inmenso espíritu pastoral de muchos sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos, pedimos que las iniciativas nuevas sean dialogadas con los vicarios territoriales, antes de ser ejecutadas, para aplicar criterios comunes en toda la Arquidiócesis, siempre respetando y alentando la legítima y rica diversidad que existe en la Iglesia.
11. Reiteramos a los párrocos que cuando existan dudas administrativas, jurídicas o de otra índole, acudan a las vicarías territoriales o a la curia, que están a su servicio.
Celebración de los sacramentos
1. Bautismo: La celebración de este sacramento es camino esencial para el cristiano. Luego, si las condiciones sanitarias lo permiten, y si no es posible postergarlo, se pueden celebrar bautismos individuales, teniendo presentes como máximo cuatro personas. El agua ocupada para el rito debe ser nueva y bendecida en el momento. En caso de necesidad extrema, cualquier persona, incluso no bautizada, si tiene la intención requerida, puede bautizar. Se entiende que, en zona con cuarentena, solo es posible el bautismo de emergencia.
2. Confirmación. Salvo que algún cristiano lo requiera por una urgencia, este sacramento debe postergarse hasta que pase la situación crítica de la pandemia y pueda celebrarse en comunidad.
3. Eucaristía. El sacramento de la Eucaristía se seguirá celebrando diariamente, sin presencia de fieles, esperando que la situación sanitaria mejore. Cuando esto ocurra, en sintonía con las autoridades civiles, iremos haciendo progresivamente un camino de normalización. Mientras la situación no cambie, invitamos a los fieles a que puedan participar en las misas a través de las diferentes plataformas digitales. Se recomienda acompañar esta participación con la lectura de la Palabra de Dios en el Hogar. Rogamos comprensión de parte de los fieles que legítimamente anhelan participar en la celebración de la misa y experimentan el hambre de la comunión eucarística. Sabemos que es un dolor, pero los invitamos a que velemos juntos por el bien común, como signo de comunión con Cristo y con los hermanos. La Santa Misa es el Sacrificio de Jesús, y nuestro sacrificio; y la comunión es recibir la santa Hostia y abrir y sintonizar el corazón con los demás. Dios no espera de nosotros la comunión eucarística, cuando no es posible. De todos modos, si un fiel lo solicita se puede dar la comunión fuera de la misa, siempre en la mano, pero se reitera el criterio general: está prohibido convocar y congregar fieles.
4. Orden sacerdotal. Las ordenaciones en zona de cuarentena deben postergarse.
Apenas termine la cuarentena estricta que se vive en la Arquidiócesis se realizarán los matrimonios pendientes. Ellos serán solo en las parroquias. Se precisa que, al menos en la primera etapa post cuarentena, deberán hacerse en grupos pequeños, donde solo estén presentes físicamente los padrinos y los hermanos de los novios con sus cónyuges. Se deben respetar todas las directrices dadas por las autoridades sanitarias (distancia social, mascarillas, espacio amplio y evitando toda aglomeración).
6. Reconciliación. Es posible administrar este sacramento solo presencialmente (quedando excluida cualquier posibilidad telemática o de algún otro tipo que no sea presencial), cumpliendo todas las exigencias dadas por la autoridad sanitaria, vale decir, evitando toda aglomeración, en un espacio amplio, con distancia social, usando mascarilla y cumpliendo las normas de higiene. El protocolo, en este caso, también es análogo al que se utiliza para el acceso a lugares públicos. También se recuerda que, cuando no se pueda acceder al Sacramento de la Reconciliación, se puede hacer el acto de contrición perfecta, entendiéndose por tal “un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar”.[1] El mismo Catecismo de la Iglesia Católica, afirma que cuando este acto brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, esta contrición perfecta “perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental”.[2]
7. Unción de los enfermos. Pendimos encarecidamente a los sacerdotes acompañar a los enfermos y administrar este sacramento, siempre cumpliendo las medidas sanitarias correspondientes, para estar especialmente próximos a quien sufre en su cuerpo y en su alma. En ese servicio, tan querido y animado por la Iglesia, no solo se custodia el bien espiritual del enfermo sino también se hace una fecunda compañía cristiana a su familia. La atención de los enfermos es una urgencia pastoral en este tiempo, por lo que la Arquidiócesis también esta ayudando a este servicio mediante el “Fono escucha: Estamos Contigo”.
Nota final
Entendemos que este tiempo es especialmente duro para los enfermos, para sus familias, para quienes han perdido un ser querido, para los que viven la inseguridad laboral, en fin, para toda la humanidad. También estamos conscientes que para los fieles el ‘hambre de eucaristía’, la imposibilidad de acceder a ella y a la participación presencial en la comunidad es un dolor y una distancia física que los afecta y les suscita desconcierto. Pero también tenemos la certeza, a la luz de la fe, que experimentar este dolor temporal adquiere sentido porque esconde un servicio a la caridad, poniendo en acción el amor hacia al prójimo y la corresponsabilidad con la vida de los demás. Cómo no recordar la enseñanza del apóstol Juan: ¿Cómo puede decir alguien que ama a Dios a quien no ve si no ama a su hermano a quien ve? (1, Jn 4, 20).
Finalmente animamos a toda la Iglesia a acrecentar la oración para poder descubrir el sentido de lo que hoy nos acontece como país. Particularmente pidamos a la Virgen María, salud de los enfermos, que ruegue por nosotros y que, bajo su manto, proteja a nuestra Arquidiócesis de Santiago.
[1] Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1451.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1452.