Jueves 2 de abril de 2020
En Semana Santa celebramos un hecho que cambia la historia de la humanidad
La afirmación corresponde al arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, quien se refiere en esta entrevista al sentido de la Semana Santa y el tiempo pascual que con ella se inicia. Y en particular, al momento actual en que la Iglesia celebra estos misterios.
Fotos: Nibaldo Pérez
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Periódico Encuentro
Link fuente: www.periódicoencuentro.cl
¿Monseñor, qué es lo que hace presente la Semana Santa para los cristianos?
La Semana Santa tiene como centro la Pascua, la resurrección de Jesucristo. Después se le fueron añadiendo los últimos momentos. Cuando muere un ser querido uno recuerda con cariño las últimas palabras, los últimos gestos, los últimos encuentros. Así se fue estructurando la Semana Santa. Y la Cuaresma, que es como preparación para esa Semana Santa. Pero el sentido fundamental de estos días es la resurrección de Jesucristo, que celebramos, que festejamos. Cristo está vivo, no está en el sepulcro. Y también celebramos en esperanza nuestra propia resurrección. Yo espero resucitar.
¿Por qué Jesucristo tiene que sufrir pasión y muerte?
No hay palabras, no hay argumentos. Sólo queda ponerse de rodillas y rezar. No tengo ningún argumento. Cuando nos preguntamos eso, por qué Jesús pasó por la cruz, sabemos simplemente que pasó por la cruz para reparar nuestras maldades, nuestros pecados, porque estaban ahí todos los pecados. Y esto es lo que impresiona, que cuando los cristianos, primero, dan testimonio de la resurrección de Jesucristo, inmediatamente aparece la confesión: "Murió por nuestros pecados". No murió porque alguien se equivocó, sino que había una causa más profunda. No es una historia como puede ser la historia de Ulises o de cualquiera de los grandes mitos de la historia. Hay una relación directa entre ése que murió en la cruz y yo. Cristo murió en un acto de amor, "habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo". Entonces, él nos ama. Y para rescatarnos, aceptó la muerte en cruz. Estamos redimidos, nuestros pecados están perdonados, porque el poder de Jesús es más fuerte que el pecado y que la muerte. Hay un misterio ahí, se manifiesta en esto, pero no tenemos una explicación racional, porque el misterio del pecado es demasiado grande y es demasiado grande el misterio del amor de Jesucristo.
¿Por qué la Pascua es la fiesta más grande de la cristiandad?
Jesús resucitó, lo matamos en la cruz, lo sepultaron y ¡resucitó! Ese es el hecho fundamental que cambia la historia, que cambia la humanidad. San Pablo dirá que si Cristo no resucitó nuestra fe es vana y nosotros somos los más estúpidos de los hombres, porque pusimos nuestra confianza en un muerto. Y si Cristo no resucitó, tampoco nosotros vamos a resucitar La historia de Jesús es la historia de alguien que pasó por el mundo como uno de nosotros. Era uno de tantos, igual a nosotros menos en el pecado. Y por eso es que sorprende que esa historia sea de verdad la historia que cambió el mundo y toda la historia.
¿Cómo ve celebrar esta Semana Santa y la Pascua en el marco de la emergencia actual?
Dos observaciones: primero, darle gracias a Dios porque hemos podido celebrar tantas otras semanas santas con la riqueza de la liturgia, con la riqueza de las expresiones de piedad popular, a través de los via crucis, etc., que nos parecía lo normal, tenía que llegar porque llegaba la fecha en el calendario y teníamos que celebrar. Ahora lo valoramos, ahora nos damos cuenta del gran beneficio que había. En segundo lugar, darnos cuenta cómo había y hay miles, millones de creyentes que celebran la Semana Santa como nosotros la vamos a celebrar este año, porque están presos por su fe, porque están un hospital, o que están trabajando y no pueden desvincularse. Ahora usted tiene que responder a esta pregunta: cómo yo voy a unirme a los hermanos, cómo voy a celebrar la Semana Santa. Y esta celebración tiene que ser de cada uno de nosotros, pero también debe ser en la familia y, el día que podamos, será la celebración de la comunidad cristiana de la parroquia.