Jueves 5 de marzo de 2020
Ayuda a la Iglesia que Sufre: Testimonios de héroes de la Fe
En Nigeria, Siria, India y Pakistán, entre tantos otros países, los cristianos viven su propia Cuaresma durante todo el año. En estos lugares, la vida de los que siguen a Cristo está marcada por su propio Via Crucis: ser cristiano puede significar el martirio.
Fotos: Nibaldo Pérez
Periodista: Loreto Prado
Fuente: Periódico Encuentro
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
Cuando se habla de mártires, no es necesario remontarse a los santos de los primeros tiempos de la historia de la Iglesia. Actualmente, en 2020, somos testigos de cientos de personas que dan su vida por amor a Dios y al prójimo. "Hoy en día hay más testigos, más mártires en la Iglesia que en los primeros siglos", nos dice el Papa Francisco. Precisamente el 2019 fue uno de los años más sangrientos para los cristianos en la historia, según los registros de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
El último Informe de Libertad Religiosa, publicado por ACN en 2018, revela que uno de cada cinco cristianos en el mundo vive en países de persecución o discriminación religiosa. Se calcula que alrededor de 327 millones de fieles experimentan, en carne propia, lo que es la persecución. Se trata de hombres y mujeres cuyo día a día es un auténtico Via Crucis. Para ellos el martirio viene dentro del programa de seguir a Cristo. Ellos podrían callar su fe o emigrar a otro lugar más pacífico. Sin embargo, sabiendo que ponen su vida en peligro, permanecen en sus puestos viviendo una caridad heroica.
Muchos han muerto en el anonimato. Son cientos los sacrificios que llenan a la Iglesia de santos, aunque quizá no todos ellos lleguen a figurar en el santoral. La Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre ha conocido algunos testimonios de estos héroes de la fe, cuyas historias compartirá durante cada día de la Cuaresma a través de un calendario.
Un homenaje a la valentía y la fe de quienes han decidido jugársela por Jesucristo; una forma distinta de vivir esta preparación para Semana Santa: de la mano de quienes, como Cristo, entregan su vida por amor a Dios y sus hermanos. A continuación, la realidad que viven los cristianos en cuatro países, de las 38 naciones en las cuales se denuncia persecución o discriminación.
Pakistán:
"Moriré, pero no vas a entrar a la iglesia", fueron las últimas palabras de Akash Bashir antes de abrazar a un terrorista suicida y morir. Fue el 15 de marzo de 2015. Sus padres no son los únicos que recuerdan con una mezcla de nostalgia y orgullo ese día; toda la comunidad católica de Lahore, en Pakistán, celebra el acto heroico de este joven, de 20 años, que se había ofrecido como voluntario para cuidar la entrada de la iglesia San Juan mientras se celebraba la misa. Su determinación y valentía hicieron que el hombre que portaba un chaleco explosivo no pudiera entrar en el templo y matar a cientos de fieles. Los cristianos de Pakistán representan al 1% de una población de 207 millones de habitantes. Son una minoría en un país en el que el 96,4% de su gente profesa el Islam. No sólo están expuestos a los ataques a manos de extremistas, sino que también a la discriminación del Estado, cuya legislación tiene como fuente la Sharía (ley islámica fundamentalista).
La ley antiblasfemia es un tipo de acoso al que se ven expuestos, ya que cualquiera puede ir a la cárcel si es acusado de hablar en contra del Islam (sin necesidad de pruebas). Así le pasó a Sawan Masih, un hombre de 31 años que lleva casi seis en el "corredor de la muerte" en la cárcel de Faisalabad. "Mi Jesús es genuino", fueron las palabras que llevaron a este hombre, padre de tres hijos, a la cárcel con una condena de muerte. Se calcula que hay alrededor de 200 cristianos acusados por este mismo "delito" en Pakistán. En algunos casos, convertirse al Islam es una alternativa para salir libre, sin embargo, muchos optan por permanecer en prisión antes que renegar su fe.
Nigeria:
Leah Sharibu tenía 15 años cuando fue secuestrada por Boko Haram. Estaba en clases cuando el grupo terrorista asaltó su escuela, ubicada en Dapchi, y se llevó a un grupo de jóvenes. Un mes después fueron liberadas todas sus compañeras, excepto ella. ¿La razón? Fue la única que se negó a convertirse al Islam, contaron sus amigas. "No nos rendiremos, somos fuertes en Cristo", dice su padre mientras continúa esperando por noticias de su hija, quien cumplió dos años en cautiverio. Casos como el de Leah hay más de diez mil en Nigeria, según cifras del Gobierno. Mujeres que han sido secuestradas por este grupo terrorista que le juró lealtad al Estado Islámico en ese país. La traducción de su nombre, Boko Haram, es "la educación occidental es pecado", y todos los que no siguen sus reglas están en peligro de muerte. Los cristianos son los primeros en esta lista, su modus operandi: secuestrar a mujeres jóvenes, en edad fértil, para obligarlas a casarse y tener muchos hijos que aumenten la dote del grupo. También las utilizan para realizar atentados suicidas. Los hombres son obligados a tomar las armas y convertirse en guerrilleros. A pesar del peligro, la Iglesia en Nigeria está llena de vida y de fe. Tiene alrededor de cinco mil seminaristas, jóvenes dispuestos a seguir a Cristo y servir a sus hermanos.
Irak:
En agosto de 2014, luego de veinte siglos en la Llanura de Nínive, los cristianos que vivían ahí tuvieron que huir de la amenaza del Estado Islámico. Muchos lo hicieron de noche, con lo puesto, dejando atrás sus casas, su barrio, su historia y todo lo que tenían. El grupo terrorista invadió la zona y les dio un ultimátum: o se convertían al Islam o se iban. Instauraron en esa región, bíblicamente muy importante, la Sharía e, incluso, los musulmanes estaban amenazados de muerte si no seguían sus propias reglas. En pocos días, alrededor de 120.000 cristianos huyeron de su tierra en busca de refugio. La Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre los ha acompañado y ayudado durante estos años de exilio. No sólo les ha dado un techo para vivir, alimento y educación; sino que también los está ayudando a volver a su tierra, ahora que el Estado Islámico ha sido expulsado de la región. No es tarea fácil, ya que se encargaron de dejar todo totalmente destruido. La amenaza del extremismo islámico venía hace años. Secuestros y atentados ya eran parte de la vida de los cristianos. El padre Ragheed Ganni fue víctima de eso.
Tenía 35 años cuando lo obligaron a cerrar las puertas de su iglesia. "¿Cómo voy a cerrar la casa de Dios?", respondió antes de ser asesinado el 3 de junio de 2007. Como muchos sacerdotes y religiosas de esa zona, el padre Ragheed pudo haberse ido de Irak a servir a otra parte, sin embargo, decidió quedarse para estar junto a su gente. Su valentía, y la de miles de laicos que permanecen en Medio Oriente, mantienen con vida el catolicismo en la tierra donde nació la religión.
República Centroafricana:
En el corazón de África se encuentra este país, que lidera la lista de los más peligrosos y pobres del mundo. El 80% del territorio de Centroáfrica está en manos de alrededor de 15 grupos rebeldes que se enfrentan entre sí, con una brutalidad sin precedentes. Ahí vive monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou. Tiene 66 años, es español y ha pasado más de la mitad de su vida en Centroáfrica. Ni las peligrosas enfermedades de las que se ha contagiado, ni sus problemas de salud, ni la constante amenaza de muerte que significa seguir en el país hacen que este hombre abandone su misión. "Cuando todos se marchan ante situaciones difíciles, la última que apaga la luz es la Iglesia Católica", dijo en una entrevista. Así lo demuestran los sacerdotes y las misioneras, cuyo trabajo ha conocido y apoyado Ayuda a la Iglesia que Sufre. Quienes conocen a monseñor Aguirre son testigos del coraje de este hombre, quien fue capaz de ponerse como escudo humano para evitar que mataran a 2.000 musulmanes en 2017. Así, con las manos arriba frente a hombres armados, este obispo ha protegido con su propia vida a hombres, mujeres y niños de una muerte segura.
Para conocer más testimonios o descargar el calendario de Cuaresma: www.acn-chile.org