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Lunes 12 de agosto de 2019

Comunidad de María Madre de la Misericordia celebró su 22 aniversario

En la ocasión, los feligreses ofrecieron un ramillete espiritual de oración, ayuno y comunión a mons. Celestino Aós, en servicio de su ministerio.

Fotos: Omar González

Periodista: Andrea Ruz Dios

Corría el año 1960 cuando la norteamericana Sarita Kenedy donó un terreno del sector de Lo Barnechea a los monjes Trapenses, para que construyeran un monasterio. Ya en la década de los 90, y producto del desarrollo inmobiliario del sector, se comenzó a gestar la idea de erigir en el lugar un templo que constituyera un lugar de oración para las familias del sector.

Así en 1997 se inició la construcción de la parroquia, gracias al apoyo económico de personas e instituciones, siendo consagrada el 14 de agosto de 1999.

Para festejar este acontecimiento, el Administrador Apostólico de Santiago, monseñor Celestino Aós, acompañó a la comunidad parroquial, animándola a continuar con su labor pastoral y a vivir el don sagrado de la libertad.

"Nuestra es la libertad, pero es frágil, pues todos tenemos puntos débiles. Entonces nos encontramos en que necesitamos instancias de mayor profundidad y por eso una Iglesia, por eso los sacramentos, y por eso estamos aquí. Venimos aquí porque necesitamos de un modo especial traer hacia el Señor esa libertad que quizás hemos entrampado durante la semana y la traemos aquí hasta el altar y necesitamos también sentir el cariño de los hermanos en la fe. Ese es el sentido con el que se edificó esta parroquia, en un territorio que nos recuerda que la libertad y el cristianismo se puede vivir de muchas maneras. Al recordar el nombre de Trapenses, nos evoca a esos hombres que han sido escogidos por Dios para vivir su fe de una manera chocante para el mundo de hoy, pero muy plena y que los lleva a ser libres. Ese es un motivo de gozo y también de esperanza para el futuro", dijo el sacerdote en su homilía.

Al continuar, el coordinador parroquial Edgardo Fuenzalida agradeció la presencia del obispo y le dijo: "Cuando se conoció que usted nos acompañaría, la comunidad, en señal de acogida a su primera visita a nuestra parroquia, quiso testimoniar su compromiso y apoyo al ministerio que le ha sido asignado por el Santo Padre, en momentos en que la Iglesia Chilena necesita fortalecer su amor a Dios, con un sencillo pero significativo regalo: un ramillete espiritual al afecto".

Se trata de un regalo simbólico, que representa el compromiso de distintas personas de la comunidad, por "cumplir durante el mes de agosto, un número determinado de misas, rosarios, adoración al Santísimo, comuniones, ayunos y oraciones, para encomendar la misión pastoral de su ministerio al buen Padre Dios", expresó el coordinador.

Al término de la Misa la comunidad parroquial se congregó en el patio de la Virgen, para compartir en familia y celebrar juntos el Día del Niño.