Jueves 11 de julio de 2019
Nuevo albergue de Iglesia: “Me siento en casa”
“El pobre es Cristo” la emblemática frase del Padre Hurtado cobra fuerza a través de una inédita alianza entre el Gobierno y la Iglesia, que permitió inaugurar un albergue para personas en situación de calle que incluye atención médica en el mismo recinto. Diversas comunidades parroquiales se han desplegado también por barrios y calles para llevar carpas, abrigo, alimento y compañía a los que deciden no asistir a los refugios. El vicario de la Pastoral Social Caritas, Jorge Muñoz SJ., alerta: “Nuestro mayor desafío está en atender a las causas estructurales que provocan la pobreza y la exclusión”.
"Acompaña hoy” se llama el albergue inaugurado a principios de junio por la Vicaria de Pastoral Social Caritas. Está en la calle Santa Mónica, en el centro de Santiago, y a diferencia de otros lugares, cuenta con un dispositivo de salud administrado por el Sapu, para atender las patologías de los asistentes. “Es la primera vez que estoy en un albergue y he tenido la suerte, por lo que comenta la demás gente en situación de calle, de que estoy en el mejor. Aquí hay un buen trato, una cama limpia y por sobre todo un buen lugar”, cuenta Marco, uno de los beneficiarios. “Es feo el invierno, es fea la calle, ojalá cuidemos este albergue”, agrega Iván.
Sólo en Santiago, según cifras entregadas por el Ministerio de Desarrollo Social, existen 6.388 personas que viven en la calle (14.033 mil a nivel nacional). A diario tienen que lidiar con enfermedades, hambre, soledad y temperaturas que bordean grados bajo cero. Al hablar de personas en situación de calle, enfermedades y graves problemas, albergues como estos dan esperanza.
Otro de los residentes, Sergio, ayuda con el aseo del lugar para que esté todo impecable a las 18:00 horas, cuando comienzan a llegar más personas. “Antes dormía en la calle y también en las salas de espera de las postas, pero debido a mi enfermedad se me hinchaban los pies y me sentía muy mal. Yo tuve muchos problemas y fui desterrado de donde vivía”, explica. Él, junto a otras 20 personas, tiene la posibilidad de estar las 24 horas en “Acompaña Hoy”. De un momento a otro, deja la escoba y nos invita a su habitación para conversar con más calma. Subimos al segundo piso de la casa y podemos ver las piezas del albergue. Todas equipadas con camarotes nuevos y abundante ropa de cama. Sergio toma asiento y saca de una caja una pastilla. “Tomo catorce medicamentos diarios”, dice. “Tengo un cáncer muy avanzado, en enero me dieron dos semanas de vida y aquí estoy, un poco mejor. Ha sido muy complicado vivir con esta enfermedad en la calle y solo, sin el apoyo de familia ni de nadie que me dé una mano. Por eso es que estoy muy agradecido de la Iglesia por este albergue”. Sergio interrumpe su relato Se le corta la voz de emoción: “Me siento ahora en casa, tengo una ducha, agua calentita, ropa limpia, comida rica, me siento muy querido por los tíos y las tías. Me conocen y trato de cooperarles en lo que más pueda, a pesar de mi enfermedad”.
¿Qué pasa con los que no quieren ir a los albergues?
Muchas de las personas que viven en situación de calle, por distintas razones, prefieren quedarse en sus “rucos” y no participar de las distintas iniciativas que las instituciones ponen a su servicio. Es por esta razón que el capellán de La Moneda y párroco de Jesús Servidor en la población Lo Hermida, padre Pablo Palma Mora, junto a un grupo de lacios, decidieron ir en su ayuda. “Como Iglesia hemos optado nosotros por salir, ya que hay muchos de ellos. Hemos venido a regalarles carpas, sacos de dormir, ropa de abrigo, alimentos y a realizar un acompañamiento que se extenderá por toda esta temporada de frío. Muchas veces estos hermanos piensan que si se van a un albergue les van a quitar todas sus cositas, van a perder sus espacios y por otro lado son personas extremadamente libres y en un albergue tienen que cumplir ciertas normas. Ante esa percepción, hemos decidido junto a la comunidad parroquial, salir al encuentro de ellos para que tengan noches dignas, noches amables y que duerman ojalá como muchos chilenos”, finaliza el sacerdote tras un recorrido nocturno por la población Lo Hermida.
Karina Soto, jefa nacional de Calle, está al tanto de la situación y hace un llamado a la ciudadanía para que la ayuda sea más efectiva. “Nosotros respetamos a las personas que no se quieren mover de sus lugares por diversas razones y para eso hay toda una estrategia. Tenemos un fono calle y habilitada nuestra web en las cuales la ciudadanía puede alertarnos y ojalá de manera comprometida. Que se acerque a la persona, le pregunte el nombre, vea si quiere ser trasladado, vea qué situación de salud tiene, si está con ropa mojada, de manera tal que nosotros podamos asignarle una ruta especializada a esa persona. Acércate, alerta y ayuda. Si nosotros no tenemos información de la persona es difícil que podamos solucionar el tema rápidamente y de manera pertinente, si uno se acerca puede hacer la distinción si es adulto mayor, niño, si está enfermo. Es importante que la ciudanía ayude, pero ayude bien”, finaliza.
Acogida y buen trato
Natalia Pacheco, trabajadora en el albergue, vive en carne propia las realidades de personas en situación de calle. “Aquí todos entregan algo, ellos agradecen más que la comida o el hospedaje, el trato que les entregamos, el cariño, que los recibamos con una sonrisa, y por eso yo creo que nos quieren, son personas muy agradecidas. Muchas veces expresan este sentimiento a través de acciones, nos traen manzanas de regalo, entre otras cosas. Uno que me llegó profundamente al corazón, fue un viejito que me regaló un pañuelo de la visita del Papa Francisco. A él se lo habían regalado en una parroquia, era todo lo que tenía y me lo entregó como agradecimiento”, cuenta mientras nos lo muestra con emoción.
El albergue es fruto de un trabajo colaborativo entre la Seremi de Desarrollo Social y la Vicaria Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago. El vicario P. Jorge Muñoz expresa: “Para nosotros ha sido una gran alegría poder prestar este servicio. La alegría es el bien que le produce a la gente que ha llegado al albergue, han sentido que es un hogar para ellos donde los acogen, los cuidan y los conocen. Animo a todos quienes atienden urgencias reales, a tener estos gestos de solidaridad, pero creo que nuestro mayor desafío está en atender a las causas estructurales que provocan la pobreza y la exclusión y que hacen que la gente esté en situación de calle. Ahí tenemos que enfocar la tarea. Es un poco más grande, ir a las causas de esto”. Karina Soto, jefa de la Oficina Nacional de Calle del Ministerio de Desarrollo Social, cuenta más detalles sobre la alianza entre el Gobierno y la Iglesia que permitió este albergue: “Este lugar tiene varias características que lo hacen muy valioso. Primero porque está ubicado en un lugar que tiene alta concentración de personas en situación de calle. Por otro lado está emplazado en una casa que tiene todas las cualidades para poder recibirlos de manera digna. Tiene estándares de salud, un dispositivo con el Ministerio de Salud. Entonces nos parece que es un inmueble privilegiado, donde las personas se sienten muy bien y, por otro lado, para nosotros es muy importante, ha sido un agrado trabajar con la Pastoral Social Caritas, porque es una organización que tiene varias características que nos dejan muy tranquilos, la vocación genuina por las personas que necesitan más apoyo. Esta experiencia nos abre una mirada para ojalá poder trabajar en conjunto en otras áreas y no sólo en el área emergencia”, finaliza.
Si ves a una persona en situación de calle llama al #fonocalle 800 104 777