Jueves 30 de mayo de 2019
El diácono permanente, hombre de fe, alegría y unidad
Estas características las destacó el Administrador Apostólico de Santiago, monseñor Celestino Aós, en el primero de seis encuentros “Miércoles de San Lorenzo”, que se desarrolló este 29 de mayo en la sede arzobispal.
Fotos: Omar González
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
Al comienzo, monseñor Aós hizo una oración por el eterno descanso del diácono permanente Iván Valenzuela, recientemente fallecido. Luego, organizó a la asamblea en grupos de a cuatro para que respondan esta pregunta: "¿Cuáles son las cinco cosas que creo que han cambiado en mi vida desde que soy diácono?".
Entre las respuestas mencionaron llevar el Evangelio a personas que no lo conocen, la disponibilidad para estar con las personas que lo necesitan y haber recibido una vocación de servicio.
Después de escuchar a los grupos, el obispo se refirió a la identidad del diácono a partir del Bautismo, que nos hace hijos adoptivos de Dios y miembros de la Iglesia. Señaló que "uno de los problemas que encontramos es la falta de identificación con nuestro ser cristianos; personas que están bautizadas, pero ¿de verdad se identifican como cristianos? ¿Se sienten cristianas? ¿Viven como cristianas?" Preguntas, dijo, que representan un gran desafío pastoral.
También se refirió a la realidad de división que existe entre los bautizados: "Es legítimo que en las comunidades cristianas haya orientaciones, carismas diferentes, pero no es legítimo que estemos peleados". Enseguida preguntó si los diáconos se identifican como diáconos y si están unidos. Agregó que es normal que haya dificultades en las relaciones humanas, pero que "el gran pecado es no amar al otro". Junto con el amor, dijo que "el diaconado implica la opción por servir, es un servicio (...) La Iglesia tiene que ser servidora, todo cristiano tiene que ser servidor, pero de un modo especial nosotros, los obispos, los presbíteros y el Papa".
Hacia el final de su exposición, monseñor Celestino Aós destacó tres cualidades principales que el diácono debe desarrollar: el sentido de fe, para no caer en el activismo; el sentido de alegría, respecto del cual dijo: "En este momento de la Iglesia en que hay tanta gente triste, desconcertada, asustada porque no sabe a dónde va la Iglesia, ¡por Dios! ¡Que Jesucristo no nos ha dejado solos! ¡Que seguimos siendo la Iglesia de Jesucristo! ¡Que el Espíritu Santo está con nosotros y nos va a ayudar! Entonces, el diácono tiene que ser un hombre de esperanza, de alegría". Y, finalmente, indicó que "el diácono, hoy como nunca, tiene que ser el hombre de la unión".
En este encuentro participaron 120 personas, entre diáconos y sus esposas. Las próximas reuniones formativas serán los últimos miércoles de cada mes, y culminarán en el mes de octubre, con temas propuestos por los propios diáconos.