Jueves 18 de abril de 2019
Diáconos renovaron sus promesas diaconales y matrimoniales
En compañía de sus esposas, más de 200 diáconos de la Arquidiócesis de Santiago, celebraron la Misa de miércoles Santo junto a monseñor Celestino Aós.
Fotos: Nibaldo Pérez
Periodista: Andrea Ruz Dios
En procesión junto sus compañeras de vida, los diáconos ingresaron a la Iglesia San Francisco de Alameda, para reunirse por primera vez con el Administrador Apostólico y escuchar su mensaje.
En su homilía, el obispo les dijo: "Algunos de ustedes llevan muchos años de matrimonio y espero que mantengan todavía esta capacidad de asombrarse y de alegrarse por el otro. Ahí está el secreto de la felicidad, ahí está el secreto para mantenerse y seguir adelante más allá de los problemas y los momentos difíciles. Cuando consideramos el servicio del diaconado, este era el primer requisito para ser diáconos. El que no se alegra de bien del otro no sirve para ser diácono".
Al continuar, el pastor los exhortó a alegrarse por "el bien que Dios hacen a través de los demás. El diácono que está ahí más cerca, más metido en la masa diría que los presbíteros, que los mismo párrocos. Tiene muchos motivos para alegrarse, porque en nuestras comunidades hay tanta bondad, tantas maravillas".
Al dirigirse a sus esposas, monseñor Aós les expresó: "Que alegría el día que vieron florecer la bondad en ese hombre, en ese hombre que dijo ´creo que el Señor me invita y yo voy a ser generoso para ayudarlo´. Que alegría cuando tantas veces observan cómo se vuelve a repetir esto mismo y quizás haciendo un sacrificio ustedes mismas y sus hijos, aceptan que el papá y el esposo vaya a hacer un servicio. Duele a veces, pero también alegra saber que estamos ahí en la línea de Dios".
Al continuar la Eucaristía, los diáconos presentes dijeron sí al obispo y renovaron su ministerio: ¿Quieren renovar su consagración al servicio de la Iglesia, como lo hicieron el día de su ordenación?, ¿Quieren seguir con la tarea de anunciar el evangelio?. Tras ello, tomados de la mano, cada pareja renovó sus promesas matrimoniales, reafirmando su compromiso de amor y compañía.
Marcelo Ramírez es diácono permanente desde el año 2016. Junto a su compañera Erna Fernández sirven en la Parroquia la Ascención del Señor de la Zona Oeste, en un caminar han realizado juntos en la fe durante 24 años, según cuentan. "Traduciría este servicio como una misión de escucha, de acompañar a nuestras comunidades. Al recordar el evangelio del domingo, yo diría que tenemos que ser como los burros que llevan la esperanza, la alegría y la resurrección, siempre disponible para los demás, y como dijo el obispo, viviendo la felicidad de los otros", comentaron.
Por su parte, el matrimonio compuesto por diácono José Manuel Borgoño y Mónica Undurraga, Delgados para la Pastoral Familiar de la arquidiócesis, están prontos a cumplir 45 años de matrimonio. Instancia que celebran anticipadamente con la renovación de votos y reflexionando sobre su rol en la Iglesia. "Al ser un matrimonio diaconal compartimos con el Pueblo de Dios las cosas más habituales, como la familia y el trabajo. Los diáconos conocen perfectamente la realidad propia de una familia, con todas sus dificultades, conflictos y belleza. Ahí, el diácono tiene esa capacidad de conocer con certeza la maravilla de ser familia y puede acompañar incluso con mayor propiedad. Esto va en beneficio de la Iglesia, permitiendo que el mensaje pueda llegar que todos nos podamos comunicar como Pueblo de Dios", señalaron.
Al final del encuentro, los más de 400 asistentes compartieron fraternamente en el gran salón del convento.