Lunes 1 de abril de 2019
Mons. Aós consagra primera capilla como Administrador Apostólico
Hasta el sector de El Noviciado en la comuna de Pudahuel, llego Monseñor Celestino Aós, para encontrarse con la comunidad de la parroquia El Salvador.
Fotos: Héctor Landskron
Periodista: Enrique Astudillo Baeza
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/
Varios signos tuvo la visita de Monseñor Celestino Aós hasta la población Campo Alegre en Pudahuel. La primera, la consagración de la capilla San Ignacio, templo que va en ayuda espiritual directa de más de 400 familias del sector. La segunda, ser la primera capilla consagrada en su calidad de Administrador Apostólico por parte del obispo Aós; y la tercera, es que se da justo cuando cumple 51 años de vida sacerdotal.
Es decir, una fiesta por donde se mirara fue la del sábado 30 de marzo. La cual comenzó con la lectura del acta de consagración, la apertura de sus puertas y la entrega del Leccionario de la Palabra.
Tras la proclamación del Evangelio de San Juan, Monseñor Aós, al iniciar su homilía, recordó la figura de San Ignacio de Loyola para el pueblo de Dios "para que les ayude siempre a tener la certeza de que no podemos vivir solamente pensando en que estamos aquí, en que tenemos que trabajar, también tenemos que ocuparnos del alma. Tenemos que preocuparnos de ser buenas personas. Cuando venimos a la Iglesia, no es simplemente para hacer algunos ritos, es para ver que Jesús viene a ayudarnos a nosotros a ser buenas personas".
Luego, agradeciendo a Dios por quienes aportaron en la construcción de esta nueva capilla para la Iglesia, añadió: "Es bueno que los jóvenes tengan una cancha de futbol, pero estos hermanos que están aquí, también tienen un alma y sería bueno ayudarles a tener una capilla para que puedan venir aquí y sentirse pueblo de Dios, para recordar que por eso se hizo esta capilla, porque hubo la generosidad de alguien que pensó en ellos y debemos rezar por cada uno".
Por último, exhortó: "Seamos capaces de acoger esta invitación y que sea un recordatorio que no estamos hechos simplemente para vivir algunos años y después morir, sino que hemos de pasar de esta vida a la otra y que Jesús quiere que seamos felices".
El padre Eugenio de la Fuente, quien sólo lleva de párroco solo una par de semanas en El Salvador, extendió los agradecimientos: "Le doy gracias a Dios por el don de este lugar, a quienes colaboraron en la obra y su generosidad para hacer posible esta casa tan bonita para alabar al Señor. A don Celestino por su tiempo. A quienes construyeron con sus manos, lo cual significa mucho esfuerzo", agradeciendo también al padre Jorge Giuliano, ex párroco, quien inició las labores de construcción de la capilla.
Ricardo González, por su parte, benefactor de la construcción, no cabía en emoción al momento de recordar esta hermosa obra: "Esta será la casa del Señor y debe ser la más linda. Nunca dejen solo este lugar. Vengan a rezar, vengan a participar de la misa y vengan a participar de los sacramentos. La alegría es muy grande y la satisfacción es enorme. A mis 90 años el apoyo de mis hijos es vital para llevar a cabo este tipo de ideas".
Todo culminó con un pie de cueca y un compartir fraterno organizado por la comunidad parroquial de la ahora capilla San Ignacio y la parroquia El Salvador.