Lunes 10 de diciembre de 2018
P. Edwin Maria John: Tenemos que hacer de este mundo un buen vecindario
Tres semanas estuvo en Chile el Padre Edwin Maria John, destacado activista social y líder en Naciones Unidas que vino a compartir con los chilenos un solo mensaje: Es posible construir un mundo de paz y justicia en base al trabajo con las comunidades. En la Parroquia Las Mercedes, en Puente Alto, sostuvo un encuentro con todos los agentes pastorales.
Fotos: Omar González
Periodista: Marcela Maldonado
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/
Pequeñas organizaciones humanas, donde todas las personas pueden conocerse, hablarse, participar y discutir sobre temas católicos pero también económicos, culturales e incluso políticos, han cimentado la transformación que introdujo el sacerdote a nivel eclesial y que ha llamado la atención del gobierno de su país para una nueva forma de política. Lo suyo es trabajar desde un nivel pequeño, “aquí está la semilla maestra que puede transformarse en un gran árbol”, explica.
Sebastián Zulueta, director ejecutivo de América Solidaria, conoció al padre Edwin hace un tiempo e impresionado por su carisma y su labor junto a niños y niñas lo invitó a Chile. “Él ha logrado cambiar las reglas del juego en el trabajo con niños, niñas y mujeres. Su método ha sido invirtiendo la pirámide, poniendo como protagonista a la infancia, dejando que ella participe de las decisiones que le afecta”, dice Sebastián.
Su mensaje en parroquia Las Mercedes
En medio de su visita a Chile el Padre Edwin compartió con agentes pastorales de la Parroquia Las Mercedes, en Puente Alto cómo ha llevado adelante esta revolución, esta nueva forma de organización de las comunidades de Iglesia y parlamentos vecinales en India. La inspiración para lograr esto fueron las comunidades de base que conoció en Latinoamérica en la década de los 70’, y también los principios de la Sociocracia.
Se puede decir que el Padre Edwin “federalizó” las comunidades en India, esto permitió una mejor comunicación entre ellas y los párrocos. El proceso comenzó en la primera parroquia que tuvo a cargo, en el estado de Tamil Nadu. Allí organizó a las personas en cuatro niveles, comenzando con las comunidades de base, luego la parroquia, luego la zona, hasta llegar a la diócesis en donde siempre habían representantes de las pequeñas comunidades de base.
El modelo consideraba que cada cierta cantidad de comunidades se elegía a un representante quien se relacionaba con un parlamento de la parroquia, cubriendo así las necesidades de todo el universo territorial parroquial.
Hoy en India hay más de cien mil comunidades de base, lo que ha permitido que las parroquias se gestionen mucho mejor. “Ningún parroquiano queda sin ser atendido. En una parroquia grande es muy difícil hacer seguimiento a todas las personas, pero cuando están organizadas estas pequeñas comunidades, compartiendo responsabilidades, las personas (de las comunidades) toman la iniciativa de alcanzar a los que necesitan ser atendidos. Si hay un niño o niña no recibe su comunión, son las personas de las comunidades quienes van a llevarle la comunión”, explica el Padre Edwin.
La política que se instaura desde esta lógica es que todo lo que se haga en la Iglesia católica en India sea través de las comunidades de base. ¿Cuál es la ventaja de todo esto? se preguntó el sacerdote. Su respuesta es sencilla y directa: “Cuando hay comunidades de base vivas, hay parroquias vivas. Así se alcanza a todas las personas, se asegura la participación, se les permite compartir las toma de decisiones, se las hace corresponsables”, expresa el líder social.
Este modelo de estructura llegó a ser replicado en toda la Iglesia católica en India y ha dado importantes frutos como los parlamentos infantiles en donde participan más de 280 mil niños y niñas. Estos parlamentos funcionan con el apoyo de las escuelas y permite enseñar a niños y niñas a preocuparse por los demás logrando importantes avaneces como por ejemplo la liberación de niños en situación de trabajo infantil.
Parroquias abiertas a todos y todas
Esta gran idea de participación no podía estar limitada solo para los creyentes, pensó el Padre Edwin. Por ello, se comenzó a trabajar en un nuevo enfoque, en comunidades basadas en personas. A estas estructuras las llamó “parlamentos vecinales”, sujetos a un espacio territorial, donde las personas convergen en torno a las necesidades de su barrio, en ellas hay personas católicas, cristianas pero también de otras religiones, todas reunidas por objetivos, sociales, económicos e incluso políticos en donde la preocupación por atender a las personas, es el punto central. Así, dice el Padre Edwin, “llevamos solidaridad, de manera conjunta tenemos una oportunidad de compartir los valores y con todo esto podemos construir un mundo de paz y justicia”.
No al aislamiento
Si Dios entregó su vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los demás, esa frase del Evangelio es el mensaje que se infunde en las comunidades organizadas por el Padre Edwin. “Centrarte en el otro te trae el Reino de Dios…Tenemos que hacer de este mundo un buen vecindario”, dice el sacerdote y para lograrlo, explica, existen estos dos caminos, las comunidades con fines de iglesia, limitadas a personas de iglesia y por otro lado, la estructura abierta a todas las personas, “donde todos son aceptados como iguales”.
Para el sacerdote, las pequeñas comunidades de base son escuela de discipulado donde se entrena para que actuar con todo el mundo. “La iglesia es solo un medio para construir el Reino de Dios, es solo el instrumento, no el fin. La iglesia, no tiene que preocuparse de hacerse más y más grande, de hacerse más rica, sino de construir el reino de Dios”.
Chile puede cambiar el mundo
Un nuevo orden político donde todo el mundo esté organizado como estas comunidades vecinales basadas en las personas es posible y puede llevar a un gran vecindario mundial, la condición, dice el Padre Edwin, es la existencia de las pequeñas organizaciones, “donde toda persona tiene un rostro, un nombre, toda persona es alguien, donde todas las lágrimas de una persona reciben atención”.
Chile puede cambiar el mundo porque es un país chiquitito, dice el padre Edwin “podría transformarse en un modelo y cuando un país hace eso, otros se los van a tomar en serio”.
Para Sebastián Zulueta la experiencia del Padre Edwin es la experiencia de la iglesia desde la cual “sale un germen de vida, de transformación que no es solo una transformación para la iglesia desde los vecindarios sino que también va contagiando otros rincones y está generando una revolución”.
Mirando la realidad local, el director de América Solidaria señala que el punto inicial para pensar en replicar esta experiencia es la disposición del párroco. “Si es que el párroco queda con el bichito me atrevería a decir que es el paso más importante, lo segundo es conseguir alguna escuela que pueda conocer al experiencia y quiera ser un espacio donde se pueda probar esta invitación que nos hace Edwin de trabajar los temas de iglesia y comunidades y después empezar a hacerlo. Esa escuela va contagiar a otras, esto es muy viral”.
El vicario de la zona del Maipo, Padre Miguel Hoban valora el modelo que el Padre Edwin presentó en Puente Alto. “Él está planteando algo que nuestros obispos y nuestra iglesia en América Latina ha tratado de plantear, que es la importancia de la vida en comunidad, de trabajar juntos y superar el individualismo”. El desafío, señala el Vicario, es cómo volver a crear comunidad, ponerse al servicio.
“Cuando uno toma en cuenta la historia de Chile y la importancia que puso en el pasado en las juntas de vecinos, en los centros de madres, en los asentamientos, vemos que todo fue para crear comunidad. Para lograr esta comunión tenemos que tener una relación muy fuerte con el Señor si no el mundo nos gana. En este momento, con lo que estamos viviendo en Chile tenemos que fortalecer las comunidades, tener una vivencia comunitaria más fuerte no se trata de tener varias islas”.