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Miércoles 21 de noviembre de 2018

Hijas de María Auxiliadora: 130 años de labor en Chile

Con la visita de la general mundial, madre Yvonne Reungoat, alrededor de cien religiosas de Santiago y de otras partes del país, este instituto celebró este acontecimiento con la Eucaristía, que presidió el cardenal Ricardo Ezzati, junto al Nuncio Apostólico, monseñor Ivo Scapolo, y diversos sacerdotes.

Fotos: Jorge Salomòn

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/

La misa, que se desarrolló este miércoles 21 en la casa de retiros de la Gran Avenida, en la comuna de El Bosque, contó también con la participación de la provincial en Chile, hermana Jimena Oyarzo.

Las primeras religiosas Hijas de María Auxiliadora llegaron hace 130 años al extremo sur del país, a Punta Arenas, donde comenzaron su labor misionera, que se extendió luego a todo el país, hasta llegar a ser hoy poco más de 130 religiosas.

Al ofrecer la eucaristía, el Arzobispo de Santiago agradeció la fecundidad del trabajo de este instituto fundado por santa Maria Domenica Mazzarello, y pidió a Dios que esta memoria "se vuelva profecía para los nuevos tiempos de la Iglesia, especialmente en Chile".

En su homilía dijo que Dios quiso que en las tierras inhóspitas de Magallanes naciera una pequeña semilla, a través de un grupo de mujeres jóvenes, que no conocían la cultura de la zona. "Y esa pequeña semilla fructificó con una abundancia extraordinaria. ¿Por qué esa semilla fue tan fecunda? ¿Qué tenía en su interior?" El propio pastor respondió que "lo que hay al interior de esta semilla no es sino el amor fecundo de Dios. Dios es amor y la vida abundante consiste en permanecer y ser portadores de este amor", expresó, recordando la epístola de este día. Ese amor, agregó, fue el que cautivó a las primeras intrépidas misioneras que llegaron hace 130 años a Magallanes.

El cardenal Ezzati agradeció a Dios por los frutos de esas semillas que ahora se dan desde Iquique a Tierra del Fuego, y "por la vocación generosa de hermanas que han sabido vencer todos los obstáculos para ser fieles a ese amor que marcó su existencia."

Luego, resaltó la voluntad de las religiosas de ser "profecía", término que tiene una clave, revelada por el Evangelio de San Juan: "Permanecer en Dios". El cardenal señaló al respecto que "la vida consagrada no tiene fecundidad si no es en ese permanecer en Dios. Pero, lastimosamente, hemos podido ver también por dónde crece la esterilidad en nuestra propia vida consagrada. Cuando la vida consagrada la vivimos al margen de ese permanecer en Dios, pierde toda su fecundidad."


La poda es siempre signo de renovación

Añadió que hay dos fortalezas que aseguran la fecundidad del futuro: estar íntimamente unidos a la vid, a Dios, podemos dar frutos abundantes; si no estamos unidos a la vid, somos sarmientos secos que hay que cortar. La santidad de vida personal, la respuesta de la comunidad, "crecen cuando vivimos en comunión con Aquél que es fuente del amor y de la vida", afirmó el pastor salesiano. Pero también "el sarmiento que está unido a la vid necesita ser podado, lo que es obra del Espíritu, es obra del amor que Dios Padre nos tiene. El sufrimiento, la prueba, es camino de interioridad y de mejor resultado de nuestra vida apostólica. En este periodo de nuestra historia eclesial, cuando estamos experimentando el dolor de la poda, ese dolor, la poda misma, es garantía de fecundidad a futuro. Y si queremos ser profecía no tenemos que temer a la poda, no tenemos que quitar el cuerpo personal y comunitario a la poda que Dios quiere hacer. Esa poda es siempre signo de renovación de vida, para que demos más fruto".

Al final de la misa, la madre general y la madre provincial entregaron a las religiosas un pequeño farol, signo de que quieren ser memoria y profecía para siempre.

Por su parte, el Nuncio Apostólico, monseñor Ivo Scapolo, agradeció a nombre del Papa Francisco la labor realizada en más de un siglo por el Instituto Hijas de María Auxiliadora en Chile, y aseguró sus oraciones por estas consagradas y para que Dios les provea de muchas y santas vocaciones religiosas.

La Hermana Lucía Rosada, administradora de la congregación, señaló que pertenecer a este carisma "es lo máximo. Trabajar con Don Bosco por la salvación de los jóvenes y las jóvenes es lo máximo que puede haber en una hija de María Auxiliadora. Trabajamos preferentemente en los colegios, pero tenemos también un centro abierto en Lo Prado y un hogar de niñas en Maipú y en parroquias".

La superiora mundial de las Hijas de María Auxiliadora, madre Yvonne Reungoat, participo en un almuerzo de fraternidad después de la misa, y durante la tarde ofreció una conferencia a las religiosas presentes. Antes, estuvo en Punta Arenas, haciendo un retiro con las religiosas de esa zona.