Domingo 14 de octubre de 2018
La esperanza de los nuevos santos para la Iglesia de Chile y el mundo
A pocas horas de que el Papa canonizó a siete beatos, entre ellos al Papa Pablo VI y al Arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Romero, el cardenal Ricardo Ezzati resaltó estos testimonios como una esperanza frente a la realidad actual, en la que es necesario, dijo, llamar por su nombre al mal, a la mentira y al abuso.
Fotos: Omar González
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl
Al comenzar la homilía, el pastor se refirió a la decisión del Papa Francisco -quien horas antes dimitió del estado clerical a dos obispos chilenos: Francisco José Cox y Marco Órdenes- y a los sentimientos que, producto de ella, acompañan el momento en que "nos acercamos a celebrar el sacramento de la Eucaristía". Dijo: "Pienso interpretar el sentimiento de todos ustedes poniendo como premisa de esta reflexión y de la celebración de la Eucaristía el dolor, la confusión que ha significado para cada uno de nosotros, para nuestra Iglesia lo que en el día de ayer hemos recibido como una noticia que ha estremecido el corazón de todos. Pero que, al mismo tiempo, nos ha dado la certeza y la confianza de que la palabra del Papa es siempre palabra que ilumina nuestro caminar y que nos recuerda que la verdad siempre nos hará libres. Que al mal hay que llamarlo con el nombre de mal, la mentira con el nombre de mentira y el abuso con el nombre de abuso. Ese sentimiento, sin duda alguna, está muy presente en toda la Iglesia de Chile y está presente también en nuestra Iglesia de Santiago".
Romero, santo de América
Luego habló de la reciente canonización de siete testigos de la fe, hecho que calificó como "una esperanza muy grande". A monseñor Óscar Romero lo llamó "el santo de América, mártir de la búsqueda de la justicia y del bienestar de su pueblo, que como buen pastor, a imagen de Jesús, ha entregado su vida, para ese pueblo tuviera vida". También mencionó a otros nuevos santos proclamados por Francisco, como Nuncio Sulprizio, un joven de 19 años, "con una vida atormentada, pobre, huérfano, perseguido por sus mismos familiares, viviendo la humillación más grande y el desprecio más grande que un joven puede vivir, pero que de su muy amada abuela había recibido el tesoro más grande de su vida: la fe, que lo iluminó y que le permitió vivir sus jóvenes años atribulados y dolorosos con la confianza puesta en nuestro Dios".
Además, mencionó a Nazaria de Santa Teresa de Jesús, que vivió mucho tiempo en Bolivia y que en Chile fue testigo de un milagro que se realizó por su intercesión. Afirmó que la esperanza, que la santidad, la obra de Dios sigue siempre en el mundo, a pesar de todas las dificultades.
Los abuelos, fundamentos de la familia
Precisó otro hito de este domingo, en el contexto del Mes de la Familia: el Día del Abuelo, "el día en que recordamos la tarea fundamental que cada persona, especialmente que cada abuelo y cada abuela tiene en la vida de la familia, de los nietos, de los hijos, de la sociedad". Afirmó que es un día muy particular de oración "para que en nuestra realidad social nuestros adultos mayores tengan todo el respeto y todas las salvaguardas de sus derechos humanos, para poder vivir dignamente sus años como un aporte y como el sentido de gratitud que el país les debe por todo lo que han hecho".
Acercarse a Jesús para tener Vida Eterna
Refiriéndose a los textos de la misa de este domingo, el cardenal Ezzati, señaló que la Sabiduría orienta las decisiones de la vida, nuestro caminar y "da la luz necesaria para poder discernir en cada momento lo que es justo, lo que es bueno, lo que le agrada a Dios, nuestro Padre". En el Evangelio, dijo, Jesús indica el camino, los mandamientos, "que son invitaciones de vida en relación con Dios, con los hermanos, con el prójimo y en relación con nosotros mismos". También enfatizó en la respuesta de Jesús al joven rico que le pregunta qué hacer para tener vida eterna: vender sus bienes y dárselos a los pobres. Se trata, precisó el pastor, "de los bienes materiales cuando se vuelven absolutos, cuando sustituyen a Dios (...) Cuánto engaño le viene a la humanidad, a cada uno de nosotros, por un aprecio indebido de los bienes materiales". Indicó que a estos bienes hay que apreciarlos en su justa medida, porque cuando ocupan toda nuestra existencia, se hace tan difícil alcanzar la vida eterna como que un camello pase por el ojo de una aguja, como grafica el Evangelio. El modelo para alcanzar la vida eterna es Jesús, afirmó el cardenal Ezzati.
Pablo VI, el Papa que puso a la Iglesia en sintonía con el mundo
Como lo han hecho los santos, también los recién canonizados, a quienes volvió a referirse en su homilía. Pablo VI fue, expresó, "el gran Papa del Concilio Vaticano II; el gran Papa que puso a la Iglesia en sintonía con el mundo contemporáneo. Cuánta persecución, cuánta crítica, cuánto maldecir sobre él. Sin embargo, por encima de todo, supo siempre poner la verdad de Dios, la verdad del Evangelio, el amar a Dios por encima de todo".
También habló del canonizado monseñor Óscar Romero, y recordó que en agosto del año pasado asistió como delegado papal a la celebración de los 100 años del nacimiento del obispo salvadoreño. Y fue testigo, "desde la gente más sencilla de la calle hasta el Presidente de la República y muchas autoridades, de lo que significó su vida puesta al servicio de dejarlo todo para seguir a Jesús en los pobres". Relató el cardenal Ezzati que presidió la misa en el mismo altar donde monseñor Romero fue muerto de un balazo mientras celebrada la eucaristía. La gente, señaló, lo llamaba "el santo de la esperanza", porque había devuelto al pueblo "la esperanza que una dictadura ideológica había hecho perder".
Al finalizar la homilía, el Arzobispo de Santiago señalo: "En este momento de nuestra historia, de la Iglesia del Chile de hoy, estamos llamados a acercarnos a Jesús y a preguntarle qué tenemos que hacer para alcanzar la vida eterna. Y ciertamente Jesús nos indicará el camino de los Mandamientos de Dios y, sobre todo, nos invitará a seguirlo más de cerca".
Durante la misa, las ofrendas fueron presentadas al altar por una delegación de ancianos acompañados por religiosas Siervas del Plan de Dios, que atienden la Fundación las Rosas.