Martes 9 de octubre de 2018
Directores conversaron sobre aprendizaje colaborativo
El profesor español Ángel Serrano, compartió con representantes de 30 colegios del arzobispado, sobre cómo revolucionó las aulas en Madrid.
Fotos: Héctor Landskron
Periodista: Marcela Maldonado
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl
El encuentro se realizó la mañana del lunes 8 de octubre en el Colegio Sagrados Corazones de Alameda. El Padre Andrés Moro, Vicario de la Educación, dio la bienvenida a los asistentes y explicó que tras el aprendizaje colaborativo hay una forma de aportar a hacer una educación de calidad y más equitativa.
"El Papa nos ha pedido a la iglesia en Chile poner Cristo en el centro y esto es también es un desafío para la educación católica, de poder poner a los alumnos que son Cristo, en el centro. En Chile la cobertura educacional es prácticamente de un cien por ciento pero la calidad educacional es la que está en deficiencia, la equidad no ha llegado a las aulas ni tampoco a la gran mayoría de las familias, en ese contexto, la educación católica quiere ser un aporte y una forma de crecer en equidad y en una educación de calidad para todos es esta propuesta de innovación pedagógica que ya se ha aplicado en tantos colegios en España".
Luego de las palabras del vicario, Ángel Serrano detalló los pasos que llevaron al colegio Padre Piquer, dirigido por la Compañía de Jesús, a diseñar e implementar un proyecto de aprendizaje colaborativo. El motor detrás de esta propuesta fue el deseo de llegar a todos y cada uno de sus alumnos, en un contexto desfavorecido, marcado por una alta diversidad cultural – con alumnos de 39 nacionalidades distintas- diversidad confesional, con distintas capacidades y conocimientos, donde habían niños que requerían atención personalizada y donde existía un 30% de niños que no querían ir a clases. Este panorama exigía una nueva estrategia que los llevara hacia una escuela inclusiva, en igualdad de oportunidades para todos los niños.
En 2003 comenzaron con un proyecto poniendo al centro a los alumnos, esto implicó atreverse con creatividad, superando miedos y la comodidad de dejar todo como estaba. A grandes rasgos el nuevo proyecto implicó modificar el espacio de las aulas, tener más profesores en el aula y entender que el gran recurso generador de cambio eran los profesores trabajando juntos y siendo facilitadores. También se plantearon el aprendizaje cooperativo, las multitareas y el uso de las nuevas tecnologías.
Una de las innovaciones que asumió el colegio fue en el currículum, juntando las materias por ámbitos y unidades de aprendizaje. Otro tema relevante fue el dar el salto desde la integración a la inclusión.
"Esto se logra transformado todo el colegio no solo las metodologías, la estructuras, el diseño curricular, con la mirada de atender a todos los niños, y que eso ocurriera la mayor parte de las veces dentro del aula, intentar que el alumno salga de ella lo menos posible para que no se sienta marginado. La inclusión es muy importante, nuestros niños viven unas vidas absolutamente terribles, ya por su situación familiar, económica o física, de color, de cultura, o de género se sienten muy diferentes. Nosotros miramos un mundo en donde caben todos, entonces para nosotros era muy importante que todos los niños que teníamos fueran capaces de trabajar juntos y eso es lo que hacen a través del modelo, trabajar con otros", señaló el expositor.
El colegio Padre Piquer ya lleva 15 años aplicando este modelo lo que ha significado tener niños más contentos de estar en el aula, docentes motivados con los cambios y con un nivel de abandono escolar de 0,7%, el más bajo de España.
Directivos de los colegios del Arzobispado valoraron el encuentro.
Claudio Palma, rector del liceo José Domingo Cañas, señaló que "desde la visión de los procesos de la escuela en Chile uno se da cuenta que no hay tanta distancia entre lo que hacemos nosotros y lo que tienen en España. Se abren espacios para la mejoras en la atención a la diversidad e inclusión, en cómo cada estudiante aprende de manera distinta según sus intereses y habilidades y cómo tenemos que responder a esas necesidades particulares dentro de una sala de clases que es muy variada, tenemos que ser capaces de abrir nuestra mirada de la sala de clases como un mundo global".
Claudia Medina, del colegio Cristóbal Colón, de Conchalí, compartió la experiencia de su colegio en materia de innovación. "En nuestro colegio se está trabajado desde hace tres años en base a una metodología de proyecto y escuela colaborativa, debido a que siempre ha sido un lugar muy heterogéneo socioculturalmente y en ámbito económico también y al abrirnos al programa de integración de las necesidades educativas especiales también nos colocaron en un escenario diferente, para enseñar de mejor manera". Llevar a cabo estos cambios les ha permitido tener una asistencia de los niños que es permanentemente total, y ha ayudado en el desarrollo de la autonomía en los cursos de tercero, cuarto y quinto básico, "bajo la consigna del aprender haciendo los niños se ven contentos", señaló.