Nuevo vicario para la Vida Consagrada en Santiago

El nombramiento es por un periodo de tres años y el padre Pedro Pablo seguirá cargo de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de la Zona Cordillera.

Ante la presencia del Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, el presbítero hizo su Profesión de Fe y prestó juramento de fidelidad a la Iglesia, en la capilla de la Sede Arzobispal de Santiago.

Allí el arzobispo destacó el apropiado entorno para la ocasión, con las imágenes de santos latinoamericanos grabadas en los muros de la capilla, que son todos religiosos, comentó. Agregó que el cargo que asume el nuevo vicario "es un servicio muy especial, el obispo tiene la gran responsabilidad del crecimiento de la vida cristiana y de crear comunión entre todos los miembros de la vida de la Iglesia", incluyendo las comunidades religiosas, sin desmedro del ordenamiento jurídico autónomo de cada una de ellas. Precisó que esta misión la cumple el pastor directamente y también a través de su vicario, que actúa en su nombre.

El cardenal Ezzati agradeció al padre Pedro Pablo "que quiera colaborar con el obispo para manifestar un afecto muy concreto en el servicio a la vida consagrada en nuestra arquidiócesis". Luego, indicó que le corresponderá la animación pastoral y estar a disposición de las comunidades religiosas para realizar en el curso del año algunos encuentros de oración y formación, "que lleven a las comunidades a ser más fieles como miembros de la Iglesia a Jesucristo, el Señor".

Posteriormente, ante el arzobispo, el nuevo vicario para la Vida Consagrada e Institutos de Vida Apostólica profesó el Credo y juró servir fielmente a la Iglesia, tras lo cual él y el cardenal firmaron los documentos que registran ambos actos.
En la misma actividad, asumió como secretaria ejecutiva de esta vicaría la hermana Frida Álvarez Zurita, franciscana Misionera de María, quien señaló: "Creo que es una misión importante, que aquello que yo quiero vivir en mi consagración lo pueda también ayudar y animar a vivir a otros".

El padre Pedro Pablo, por su parte, expresó que "asumo con mucha esperanza de poder acompañar la vida consagrada. Estoy muy contento, sé que vivimos una hora de la Iglesia importante, en la que tenemos que apoyarnos. Como hermano llego a animar y a acompañar, que son las tareas de la vicaría y del vicario; a crear vínculos de comunión en la Iglesia de Santiago. Estoy disponible para servir con todo mi cariño a la vida religiosa".