Lunes 7 de mayo de 2018
Orden de Vírgenes celebró 15 años en Santiago
Con una alegre y emotiva eucaristía, presidida por Monseñor Jorge Concha, Asesor del Ordo y concelebrada por Padre Manuel Paz, párroco de Santa Catalina de Siena, celebró la comunidad sus 15 años de existencia en Santiago.
Periodista: Orielée de Jesús
Fuente: Orden de Vírgenes
Las hermanas consagradas quisieron celebrar en esta parroquia, porque es ahí dónde están realizando la misión encomendada por el Arzobispo de Sanatigo, Ricardo Ezzati.
Las religiosas fueron acompañadas por familiares, amigos, agentes pastorales, laicos comprometidos y los fieles de las cuatro capillas.
En la homilía, monseñor Jorge Concha, obispo auxiliar de Santiago y vicario para la Vida Consagrada, dijo: "Hoy acompañan esta fiesta de la Santa Cruz, dos lectura bonitas: Resumen el misterio de la Encarnación de Jesucristo a quien nosotros queremos seguir, por quien nosotros hemos recibido el llamado todos los consagrados, del Padre, para seguir a este Señor Jesús que se nos revela. El apóstol Pablo, nos recuerda un Dios grande, un Dios omnipotente, infinito, todopoderoso. Ese Dios que es así y seguirá siendo así. Y por acercarse toma la condición de un hombre, se baja, se hace pequeño, se anonada, se humilla. Toma la fragilidad de un niño y muere, no en un lugar de descanso, sino en la cruz y desde ahí nos rescata, nos redime para levantarnos.
Luego, agregó el sentido de la Orden: "No tenemos ningún brillo, es Él quien brilla y de ahí somos llamados por el Padre a seguirlo todos los bautizados y algunos de estos toman con mayor dedicación este llamado y entre esos consagrados están el Orden de Vírgenes Consagradas que hoy celebran 15 años en la diócesis de Santiago. Con el carisma que el Espíritu Santo enriquece a la Iglesia. El signo de la cruz para nosotros es el signo del amor de Dios que nos salva, nos redime y nos da la eternidad en Cristo. Jesucristo viene por los pecadores para redimirnos a todos".
Las hermanas renovaron el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, en castidad y en el servicio a la Iglesia y la sociedad.