Miembros de la comunidad Shalom renovaron promesas

En la homilía, el Arzobispo de Santiago señaló que en la vida personal de cada uno, "siempre el Señor Jesús nos precede, acompaña y fortalece en el llamado que él hace a cada bautizado para seguirlo más de cerca, entregándole un don específico, el don del Espíritu Santo, que lo habilita para ser no solo miembro de la comunidad de la Iglesia, sino también un testigo muy privilegiado de su resurrección". El cardenal felicitó a quienes han recibido estos dones y los llamó a "ser fieles a Jesús, a su Evangelio y fieles a la presencia de Jesús en la Iglesia de hoy, especialmente en Santiago".

Luego, el pastor se refirió a los textos de la misa de este día, que resaltan, como en todo este tiempo de Pascua, los contenidos del libro de los Hechos de los Apóstoles, al calificó como "el Evangelio del Espíritu Santo", por los relatos en los que aparece protagónicamente la acción de este Espíritu en los apóstoles. Luego, aseguró que hoy "el Espíritu Santo continúa esa acción en cada uno de nosotros, en el Bautismo, pero también dándonos dones del todo particulares", en cada tiempo de la historia de la Iglesia. Les pidió "que tengan la audacia de escuchar el Espíritu" en los diversos ambientes en que desarrollan su vida y su labor evangelizadora. Más adelante, el arzobispo dijo a esta comunidad Shalom que la misión que el Espíritu Santo encomienda a los cristianos exige ser "hombres y mujeres de Dios, cristianos coherentes, aunque esa coherencia no sea comprendida". Pero ésta, advirtió, no se puede alcanzar en forma solitaria, sino en una experiencia comunitaria, como la comunidad de los comienzos del cristianismo. "Solos no somos Iglesia, somos una isla", enfatizó el cardenal Ricardo Ezzati.

En el contexto de esta misa, los nueve miembros de Shalom renovaron sus promesas temporales de seguir a Jesucristo en la vivencia de la pobreza, la castidad y la obediencia, y también su disposición a partir en misión a donde le Señor los envíe. Tras ello, recibieron la bendición del pastor, el cardenal Ricardo Ezzati, quien pidió a Dios la ayuda para que puedan llevar adelante estas promesas.

Ranulfo de Sousa Santos, laico casado, consagrado, formador la comunidad, expresó que esta renovación de sus promesas "significa para mí, primero, reconocer la misericordia de Dios, porque vivir la consagración es pura misericordia de Dios, es un año más que reconozco cuánto Dios ha obrado en mi vida, cómo su misericordia me salvó y me sigue salvando y bendiciéndome. Renovar las promesas es para mí celebrar que Él cumple las promesas que me ha hecho".