Jueves 29 de marzo de 2018
Solemne Misa Crismal en la Catedral Metropolitana
El Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, presidió la misa de institución del sacerdocio y bendición de los Santos Óleos junto al Nuncio de Su Santidad, monseñor Ivo Scapolo; el cardenal Francisco Javier Errázuriz; los obispos auxiliares, obispos eméritos, más de 300 sacerdotes, diáconos y una multitud de fieles que llenó el templo capitalino.
Fotos: Nibaldo Pérez - Audiovisual: Sebastián Fuenzalida
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/
Desde la cátedra del pastor el arzobispo señaló en los inicios de su homilía que "el día de la institución del sacerdocio nos conecta con la fragilidad del vaso de barro que somos y, al mismo tiempo, con la fragancia del perfume puesta en él por la gracia del Espíritu". Añadió que "experimentamos la indignidad y la fragilidad que tanto nos confunde y, al mismo tiempo, la gracia, que nos hace alegres portadores de una vida y de una misión que es don y sobreabundancia de benevolencia para todos. Es esa vida que resplandece en Cristo, cuyo rostro el sacerdote está llamado a contemplar hasta llegar a identificarse con sus rasgos de misericordia y de acogida".
Más adelante, el arzobispo se refirió al ministerio sacerdotal ejercido por "hombres ciertamente frágiles, necesitados nosotros mismos de misericordia, pero ministros de Cristo en favor de los hermanos y las hermanas con las cuales compartimos la gracia y la dignidad de nuestro Bautismo". Agregó que la gracia que define la existencia del presbítero es "la gracia que nos regala ser testigos y portadores del misterio de Cristo para los pobres, dentro de la pequeñez y fragilidad de nuestra condición humana", como lo recordó el Papa en el Parque O'Higgins, dijo.
En otra parte de homilía, el cardenal Ricardo Ezzati señaló que "sentimos que nos pertenece la sincera confusión de Pedro: 'Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador'. Pero también nos pertenece la palabra eterna de Jesús: 'No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres. Tú, una vez convertido, confirma la fe de tus hermanos'. También nuestra respuesta ha sido y quiere ser sincera: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo".
Haciendo alusión a las palabras del Papa Francisco en esta misma catedral, dijo que como Pedro abatido por los momentos difíciles por los que pasó, "transitamos a la experiencia de ser misericordiados, de ser trataos con misericordia (...) En medio de nuestros pecados, límites, miserias, en medio de nuestras múltiples caídas, Jesucristo nos vio, se acercó, nos dio su mano y nos trató con misericordia". El pastor invitó, luego, a renovar las promesas sacerdotales teniendo presente este año de manera especial a los jóvenes, para que "los sientan profetas cercanos en su camino de fe y de su de su compromiso vocacional".
Terminada la homilía, todos los presbíteros presentes renovaron sus promesas sacerdotales ante el arzobispo, su disposición a observar el celibato, la debida obediencia al obispo y también ser "fieles dispensadoras de los misterios de Dios", tanto en la Eucaristía, la Reconciliación y los otros sacramentos.
Posteriormente, el cardenal bendijo los aceites sagrados. El Óleo de los enfermos, para llevar alivio en los dolores y fortalecer la fe de ancianos y enfermos; el Óleo de los Catecúmenos, para ungir a los que van recibir el Bautismo, y el Crisma para ungir a los confirmandos, las manos de los nuevos sacerdotes, a los nuevos obispos y los muros de los templos cuando son consagrados al servicio de la liturgia.
Antes de finalizar la eucaristía se procedió a leer y firmar el decreto con el que se da inicio al Congreso Eucarístico Arquidiócesano, con el que la Iglesia de Santiago se une al Congreso Nacional convocado por los obispos de Chile, como fruto de la visita del Papa Francisco al país.
El sacerdocio, un don para los demás
Previo a esta solemne misa, el clero de Santiago sostuvo su tradicional encuentro con el pastor, en la Sede Arzobispal. En la oportunidad, el cardenal Ezzati les dio la bienvenida y les señaló: "El ministerio que llevamos en nuestra vida es un don grande, un don que Dios nos otorga para que lo pongamos totalmente a disposición de la Iglesia, de los hombres y de las mujeres de hoy. No es un don para nosotros mismos, solamente –sin duda lo es también-, es un don que nos hace parte del mismo ministerio de Jesús en favor de todos los hombres".
Durante el encuentro, los obispos y sacerdotes reflexionaron acerca del discurso pronunciado por el Papa Francisco en la Catedral Metropolitana en enero pasado. El análisis estuvo acompañado por la mirada particular de ese texto de los sacerdotes Rodrigo Cordero, Julio Larrondo y Miguel Hoban.
VIDEO: Homilía del Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati: