Campamento Escuela de Líderes Secundarios Católicos

En la localidad de Picarquín, 26 colegios de la Región Metropolitana participaron de dinámicas, momentos de oración, cantos, reflexiones grupales, caminatas y un panel donde los jóvenes pudieron conversar sobre la sociedad, Dios, su fe, autoconocimiento y familia.

Con la alegría de los jóvenes y en medio del X° Sínodo de la Iglesia de Santiago, Roxana Espinoza, directora área pastoral escolar, compartió la importancia de crear estos espacios para la juventud: "Me quedo con una sensación de gratificación. Este grupo es muy especial, están motivados y eso pone en el corazón mucha esperanza porque creo que si hacemos un trabajo responsable y con pasión, podemos ayudar a que se sigan encontrando con Jesús y que a partir de ese encuentro sean líderes positivos que cambien también nuestra sociedad y trabajen por el bien común".

Trinidad Ferrada, del colegio San Nicolás Diácono, fue una de las participantes y espera volever a repetir la experiencia. "Para mí significa mucho, aprender a liderar mejor, siento que este es un proceso bueno para nosotros", dijo.

Nilson Acevedo, otro de los convocados señaló: "fue una experiencia increíble, primera vez que vengo y esto me cambiará la vida a futuro. Me siento súper agradecido por este tiempo. Espero que esta experiencia nos sirva a futuro y así lo creo".

Francisca Latorre, monitora del campamento Picarquín, explicó con alegría: "Me encanta hacer servicio, me encanta formar y aprender en la escuela. La experiencia fue muy linda este año, me tocó un grupo con mucho ánimo. Les dejé y me dejaron hartos aprendizajes".

Por su parte, Sebastián Álvarez, estudiante del Colegio Industrial Las Nieves, reflexionó: "He cambiado mi forma de pensar, ahora sé que tengo que ponerme objetivos, metas y luchar por lo que uno quiere. Acá uno se hace muchas amistades".

Felipe Díaz estudia pedagogía en religión en la universidad católica y tiene 26 años. Para él esta es una experiencia única: "Este grupo me da una especie de revitalización a mi propia fe y me voy con eso. Me voy contento porque ver a esa cantidad de jóvenes siguiendo a Jesús es impagable".

Por último,  Sol Tejeda, a cargo de la escuela de líderes secundarios, realizó un balance del encuentro: "Vivimos una experiencia única, fue un grupo muy afiatado con ganas de participar y con hartas inquietudes. Mostraron sus talentos a sus demás compañeros, cantaron y tocaron instrumentos y ahora viene el proceso 2018. Esperamos que todos continúen y se puedan certificar".

Al finalizar las dos jornadas, en las que participó el padre Andrés Moro, vicario para la Educación, los estudiantes vivieron una liturgia de envío para comenzar ya en abril con jornadas de seguimiento, cuya certificación será en 2018.