Focolares celebran medio siglo en Chile con diversas actividades

Junto a miembros del movimiento, también acompañaron la presentación del libro el Nuncio Apostólico en Chile, Mons. Ivo Scapolo; el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati; el Arzobispo Emérito de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz y el Obispo Emérito de Temuco, Mons. Camilo Vial.

El libro de 92 páginas trata sobre la "fidelidad creativa" un tema tratado por el papa San Juan Pablo II en 1996. El autor interpela y presenta el desafío de la "actualización" constante del carisma, como una forma de estar vigentes y activos en un mundo que necesita el mensaje de la Evangelización con la fuerza de los primeros tiempos.

Orientado para todo tipo de público, el texto puede resultar de interés tanto para quienes viven y promueven obras de grandes ideales religiosos como también para otros servicios de la humanidad.

Del texto presentado, Andrea Musalem destacó la necesidad de "hacer un discernimiento cada vez más profundo para poder actualizar el carisma y la identidad que tenemos". Esta actualización del "núcleo fundacional" viene dada por la fuerza del espíritu de Dios y Jesús Morán "indica un camino intelectual de reflexión, de pensar el carisma para poder conservar la identidad y poder gestar esa vida nueva".

En tanto, el padre Tomás Scherz, dijo que el mensaje del libro le recuerda el magisterio del Papa Francisco. "Si bien la actualización es un proceso de reflexión, de volver a la identidad" no es encerrarse en sí mismo, al contrario "hay que salir" y vivir esa "pastoral del engendramiento".

"Lo que se quiere es engendrar con una suerte de reciprocidad y de encuentro con el otro el testimonio del cristianos que siempre va a forjar esa unidad", agregó.

Por su parte, Patricio Zapata destacó que "el diálogo ha sido siempre un medio para encontrar la verdad" y es "un bien en sí mismo". "El diálogo aparece una y otra vez como camino esencial para la unidad", reflexión que aterrizó en su experiencia como organizador de los encuentros del proceso constituyente.

Jesús Morán que vivió 23 años en Chile, manifestó su alegría de poder compartir este aniversario y se refirió al proceso que vive el movimiento focolar.

"El movimiento de los Focolares siempre quiso ser un signo de unidad, de ayudar a la unidad y la fraternidad en un país que ha sufrido mucho las divisiones. Es una oportunidad para agradecer a Dios por tantas personas que han dado la vida por este ideal de unidad y es un impulso para seguir adelante, porque los problemas de división siguen no se han superado del todo y se necesita el impulso del Espíritu para seguir adelante".

Cecilia Souza, miembro focolar del Centro de espiritualidad Mariápolis en la VI Región manifestó su agradecimiento y admiración porque en sus nueve años de trabajo "ha visto el empeño de las personas, la coherencia en sus ambientes de trabajo y donde se mueven".

"Veo pasar muchas personas y se llevan un sello que les ayuda a encarnar el Evangelio en sus vidas. Es gratificante saber que salen fortalecidos con una mirada en Cristo para salir a amar al hermano, ese carisma focolar de unidad bajo la mirada del Evangelio para que todos sean uno".

"Yo pienso que (los focolares) están en la etapa de la actualización pero también han adquirido la madurez para poder ser un signo visible y eficaz. Para poder ser más incisivo en la sociedad. Muchos de los jóvenes de antes yo conocí, no han perdido la fuerza del carisma ahora.

El movimiento de los focolares continuarán celebrando este medio siglo el viernes 3 a las 17:30 horas en un evento social y cultural con stands, muestras, diálogos, expresiones artísticas de 18 instituciones como Incami, Techo para Chile, Fútbol Más, Mujer Levántate, Fundación Cristo Vive y Hogar de Cristo, entre otros. Este llevará por lema: "¿Es Chile un país fraterno? Hacia una convivencia con todos".

Al día siguiente, todos los miembros del movimiento compartirán una jornada, que iniciarán con la Santa Misa.
El Movimiento de los Focolares fue iniciado por Chiara Lubich, en proceso de beatificación, en 1943 en Trento, Italia. El movimiento llegó a Chile en 1967 con el apoyo de Monseñor Francisco Valdés Subercasseaux.

Presente en los cinco continentes, el movimiento de los focolares tiene como objetivo cooperar en la construcción de un mundo más unido, empujados por la oración de Jesús al Padre "Que todos sean uno" (Jn. 17, 21). Un llamado a la unidad de la familia humana, en el respeto y la valoración de la diversidad, que poco a poco fue extendiéndose en los cinco continentes, entre pueblos y razas distintas, superando barreras de religión y cultura.