Miércoles 1 de noviembre de 2017
Conmemoración de los 500 años de la Reforma en Santiago y declaración conjunta de la Federación Luterana Mundial y El Vaticano
La tarde del 31 de octubre en la Iglesia Luterana "El Buen Pastor" ubicada en Las Condes, se realizó el Solemne Culto Conjunto de la Iglesia Luterana de Chile (ILCH) y la Iglesia Evangélica Luterana de Chile (IELCH), en Conmemoración de los 500 años de la Reforma iniciada por Martín Lutero. La actividad contó con la asistencia de La Presidente de la República, Michelle Bachelet y el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.
Fotos: Prensa Presidencia - Segpres
Periodista: Víctor Villa Castro
Fuente: Prensa Presidencia - Iglesia Evangélica Luterana en Chile - Oficina de Prensa de la Santa Sede
La ceremonia estuvo centrada en la figura de Martin Lutero, quien el 31 de octubre de 1517 clavó sus 95 tesis de Reforma en la Iglesia de Todos los Santos de Wittemberg.
El obispo Salgado dirigió un saludo a la familia luterana, señalando: "Estos días en que celebramos los 500 años de la Reforma, sean momentos en que la Palabra de Dios precisamente provoque una reforma en nuestros corazones y en nuestra Iglesia, para avanzar, desarrollarnos y también para que nuestras vidas particulares sean bendecidas por Dios".
El cardenal Ezzati también dirigió un mensaje en esta conmemoración: "La Iglesia, todas las comunidades siempre tienen que estar atentas a reformarse constantemente. La reforma tiene que mirar a Jesucristo, su mensaje y tiene que mirar también la realidad en la cual ese mensaje se anuncia. Esa es la reforma, la Iglesia siempre tiene que estar en proceso de conversión a Dios, a su Palabra y de servicio a los hermanos".
Declaración conjunta luterano-católica al concluir año de conmemoración ecuménica de la Reforma
En este contexto, la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos emitieron este martes una declaración conjunta de al finalizar el 31 de octubre de 2017, el año de conmemoración común de la Reforma. A continuación el texto publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
El 31 de octubre de 2017, último día del año de conmemoración ecuménica común de la Reforma, estamos muy agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, conmemoración que compartimos juntos y con nuestros asociados ecuménicos del mundo entero. Asimismo, pedimos perdón por nuestros fracasos, las formas en que los cristianos han herido el Cuerpo del Señor y se han ofendido unos a otros durante los 500 años transcurridos desde el inicio de la Reforma hasta hoy.
Nosotros, luteranos y católicos, estamos profundamente agradecidos por el camino ecuménico que hemos recorrido juntos en los últimos 50 años. Esa peregrinación, sostenida por nuestra oración común, el culto y el diálogo ecuménico, redundó en la eliminación de prejuicios, una mayor comprensión mutua y la identificación de decisivos acuerdos teológicos. Frente a tantas bendiciones a lo largo del camino, elevamos nuestros corazones en alabanza al Dios Trino por la misericordia recibida.
En este día damos una mirada retrospectiva a un año de notables eventos ecuménicos que comenzó el 31 de octubre de 2016 con la oración común luterano-católico romana en Lund, Suecia, en presencia de nuestros asociados ecuménicos.
Durante la presidencia de ese servicio, el papa Francisco y el obispo Munib A. Younan, entonces presidente de la Federación Luterana Mundial, firmaron una declaración conjunta que recoge el compromiso de seguir recorriendo juntos el camino ecuménico hacia la unidad por la que oraba Cristo (cf. Juan 17.21). Ese mismo día, nuestro servicio conjunto a quienes necesitan nuestra ayuda y solidaridad también se vio fortalecido por una declaración de intención entre Caritas Internationalis y la Federación Luterana Mundial – Servicio Mundial.
El Papa Francisco y el presidente Younan declararon juntos: "Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de quienes comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y la sed espirituales de nuestro pueblo de de ser uno en Cristo.
Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que también progresen mediante la renovación de nuestro compromiso con el diálogo teológico."
Las bendiciones de este año de conmemoración incluyen el hecho de que por primera vez, luteranos y católicos hayan considerado la Reforma desde una perspectiva ecuménica, lo que dio lugar a un nuevo enfoque de los acontecimientos del siglo XVI que llevaron a nuestra separación. Reconocemos que si bien el pasado no se puede cambiar, su influencia sobre nosotros hoy en día se puede transformar para que sea un estímulo al crecimiento de la comunión y un signo de esperanza a fin de que el mundo supere la división y la fragmentación. Una vez más, resultó claro que lo que tenemos en común es mucho más que aquello que nos divide.
Nos alegra que la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación , firmada en un acto solemne por la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica Romana en 1999, también fuera firmada en 2006 por el Consejo Metodista Mundial y por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas en este año de conmemoración. Además, hoy mismo será acogida y recibida por la Comunión Anglicana en una ceremonia solemne en la abadía de Westminster. Sobre esta base nuestras comuniones cristianas pueden construir un vínculo más estrecho de consenso espiritual y testimonio común en el servicio del evangelio.
Reconocemos con gratitud, los numerosos eventos de oración y culto comunes que luteranos y católicos celebraron junto con sus asociados ecuménicos en distintas partes del mundo, los encuentros teológicos y las publicaciones significativas que dieron sustancia a este año de conmemoración.
De cara al futuro, nos comprometemos a seguir nuestro camino común, guiados por el Espíritu de Dios, hacia la mayor unidad de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo. Con ayuda de Dios, pretendemos discernir a través de la oración nuestra comprensión de la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, buscando un consenso sustancial que permita superar las restantes diferencias que existen entre nosotros. Con profunda alegría y gratitud, confiamos en "que el que comenzó en [nosotros] la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1.6).