Jueves 5 de octubre de 2017
Paz, reconciliación, justicia y marginados
Focos del mensaje del Papa Francisco en Colombia. Entre el 6 y el 11 de septiembre, Francisco visitó las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena de Indias. En su recorrido dejó potentes mensajes para los colombianos y toda América Latina.
Fuente: Periódico Encuentro
Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/octubre2017
En todos sus encuentros, masivos y privados, el Papa invitó a las autoridades, jóvenes, políticos y creyentes a jugar un papel específico para la construcción de una mejor Colombia. Aquí algunas de las palabras que ya nos preparan para lo que se vivirá en Chile en enero de 2018.
En la plaza de Armas de la Casa de Nariño, donde el Papa hizo su primera intervención ante el Presidente Juan Manuel Santos y otras autoridades políticas, manifestó su "aprecio" por los esfuerzos "para poner fin a la violencia armada".
"Quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz", señaló el Santo Padre.
"Los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados por la sociedad, aquellos que no cuentan para la mayoría y son postergados y arrinconados.
Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Y aquí radica la grandeza y belleza de un país, en que todos tienen cabida y todos son importantes. En la diversidad está la riqueza", señaló Francisco, agregando: "Ayer y hoy, fijamos la mirada en los diferentes grupos y habitantes de zonas remotas étnicas, los campesinos. El arreglo sobre los débiles, de los que son explotados y abusados, a los que no tienen voz, ya que han sido privados, o no han tenido, o que no son reconocidos. Volvamos nuestra mirada también en la mujer, en su contribución, su talento, su ser "madre" en sus diversas tareas. Colombia necesita que todos abrirse al futuro con esperanza".
RESPETO DE LA BIODIVERSIDAD EN UNA NACIÓN BENDECIDA POR LA NATURALEZA
También ante las autoridades, el Santo Padre afirmó que "Colombia es una nación bendecida de muchísimas maneras; la naturaleza pródiga no solo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad".
También, en su discurso en el Palacio Cardenalicio llamó a cuidar los recursos naturales: "La Amazonía es para todos nosotros una prueba decisiva para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que se ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo". Y mencionó la relación de los indígenas con el medio ambiente: "Me pregunto si somos tan capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza".
NO TENGAN MIEDO DE ALZAR LA VOZ CONTRA EL NARCOTRÁFICO Y LA CORRUPCIÓN
El 7 de septiembre el Pontífice se reunió con 130 obispos del colegio episcopal colombiano. El Papa agradeció el ministerio episcopal de los obispos del país y les animó a seguir ejerciéndolo con renovada generosidad.
Invitó a los prelados a dirigir su mirada para buscar caminos de paz con coraje: "Muchos pueden contribuir al desafío de esta Nación, pero la misión de ustedes es singular. Ustedes no son técnicos ni políticos, son pastores".
Al referirse a la familia, animó a promover una cultura de la defensa de la vida desde el vientre materno hasta su natural conclusión.
Asimismo, expresó su preocupación por la fragilidad del vínculo matrimonial con su "trágicas consecuencias". El Papa también les advirtió sobre el peligro que corren los jóvenes del país "amenazados por el vacío del alma y arrastrados en la fuga de la droga, en el estilo de vida fácil, en la tentación subversiva". Francisco también exhortó a los obispos a no tener "miedo de alzar serenamente la voz para recordar a todos que una sociedad que se deja seducir por el espejismo del narcotráfico se arrastra a sí misma en esa metástasis moral que mercantiliza el infierno y siembra por doquier la corrupción y, al mismo tiempo, engorda los paraísos fiscales".
Finalmente, llamó a los obispos a animar en Cristo a los presbíteros de sus diócesis. "Frecuentemente pesa la fatiga del trabajo cotidiano de la Iglesia. Ellos están en primera línea, continuamente circundados de la gente que, abatida, busca en ellos el rostro del pastor.
La gente se acerca y golpea a sus corazones". El 9 de septiembre, en Medellín, Francisco también denunció a los "sicarios de la droga", que "destruyeron las ilusiones de tantos jóvenes", y pidió orar para para que alcancen "el perdón de Dios".
JÓVENES: "¡NO LE TENGAN MIEDO AL FUTURO! ¡ATRÉVANSE A SOÑAR A LO GRANDE!"
Estas fueron algunas de las palabras que dirigió el Papa Francisco, desde el balcón del Palacio Cardenalicio a los miles de jóvenes que lo esperaban con gran algarabía y ovaciones, invitándolos a hacer lío. "Miles de ustedes son capaces de donar su tiempo para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos", les dijo, al tiempo que habló también a aquellos jóvenes que crecieron en ambientes de muerte y dolor: "Quiero decirles, dejen que el sufrimiento de sus hermanos los abofeté y los movilice, ayúdennos a nosotros los mayores a no acostumbrarnos al dolor y al abandono.
¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!", exhortó el Papa. Pidió a los jóvenes que las dificultades no los opriman, que la violencia no los derrumbe y que el mal no los venza.
LA ESPERANZA EN AMÉRICA LATINA TIENE UN ROSTRO FEMENINO
En la Nunciatura, Francisco se reunió con el Comité Directivo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). En la ocasión les habló de la importancia del encuentro de obispos de Aparecida del 2007, animó a que la Iglesia sea capaz de ser sacramento de unidad y esperanza, poniendo énfasis en el rostro joven y de la mujer en la región: "No es necesario que me alargue para hablar del rol de la mujer en nuestro continente y en nuestra Iglesia. De sus labios hemos aprendido la fe; casi con la leche de sus senos hemos adquirido los rasgos de nuestra alma mestiza y la inmunidad frente a cualquier desesperación. Pienso en las madres indígenas o morenas, pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, pienso en las abuelas catequistas, pienso en las consagradas y en las tan discretas artesanas del bien. Sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente. Son las mujeres quienes, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe.
Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan. Acompañaron a Jesús misionero; no se retiraron del pie de la cruz; en soledad esperaron que la noche de la muerte devolviese al Señor de la vida; inundaron el mundo con el anuncio de su presencia resucitada.
Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente, no la vamos a obtener sin las mujeres. Por favor, no pueden ser reducidas a siervas de nuestro recalcitrante clericalismo; ellas son, en cambio, protagonistas en la Iglesia latinoamericana; en su salir con Jesús; en su perseverar, incluso en el sufrimiento de su Pueblo; en su aferrarse a la esperanza que vence a la muerte; en su alegre modo de anunciar al mundo que Cristo está vivo, y ha resucitado".