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Sábado 1 de enero de 2022

Opinión: Construir puentes desde las orillas

Por: Marcelo Neira, Vicaría para la Educación

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/enero2022/

La idea de estar en un país polarizado es un hecho. Se podrán discutir los matices, pero así lo reflejan los acontecimientos políticos y sociales desde octubre de 2019. Un escenario así hace emerger la necesidad y la importancia del diálogo. Tal vez suene repetido y baladí, pero no es así, es mucho más potente cuando se asume como herramienta política.

Esta nueva fase que vivimos como nación requiere liderazgos capaces de gestionar positivamente el conflicto, construyendo puentes desde las orillas. Esto implica desarrollar el arte de las conversaciones significativas y transformadoras. A veces se trivializa el diálogo, con la pretensión de hacerlo pasar por cualquier interacción humana.

Otras veces se instrumentaliza con la expectativa de lograr resultados y apurar acuerdos, muchas veces forzados. Pero no, el diálogo, ya sea espontáneo o planificado, es un ejercicio sofisticado y representa una experiencia de aprendizaje en sí misma, donde lo más valioso es el propio acto de dialogar. El terreno del diálogo entraña una oportunidad, pues permite apreciar al otro como un don, cuya mirada distinta y eventualmente tensionante nos permite un nuevo ángulo para aproximarnos al misterio de las cosas y a la complejidad de los hechos.

Por eso la clásica referencia al “genuino otro” es una invitación para liberarlo tanto de la cooptación como de la idealización. Dialogar es también un acto religioso, por tres razones complementarias: invita a trascender (salir de sí), a re-ligarse (conectarse con otro), en una experiencia de vértigo propia de la fe (soltar certezas), no para perder algo, sino para expandir la propia consciencia. Por eso me gusta la idea de pensar en Jesús, como hijo de su cultura, quien también se permitió la aventura de ampliar su mirada a partir del encuentro con el otro, por ejemplo, al reconocer la fe del centurión romano (Mt 8, 3-13) o de la mujer sirofenicia (Mt 7, 24-30), personas cuyas culturas eran leídas desde el conflicto y la estigmatización.