Jueves 17 de abril de 2025
Renovación del compromiso sacerdotal marcó la Misa Crismal 2025 en la Catedral de Santiago
Con una emotiva celebración en la Catedral Metropolitana, el clero de la Arquidiócesis de Santiago se reunió este Jueves Santo para participar de la tradicional Misa Crismal, presidida por el Cardenal Fernando Chomali Garib, Arzobispo de Santiago. Esta liturgia marcó uno de los hitos más significativos de la Semana Santa, momento en que los sacerdotes renovaron sus promesas ministeriales y fueron consagrados los santos óleos y el crisma.
Periodista: Nazareth Quezada A.
Más de 350 sacerdotes y 40 diáconos permanentes participaron de esta eucaristía, signo de comunión y fraternidad presbiteral. En la celebración se bendijeron los óleos de los enfermos y de los catecúmenos, y se consagró el Santo Crisma, que será utilizado a lo largo del año en la administración de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la Unción de los Enfermos y el Orden Sacerdotal en toda la arquidiócesis.
Durante su homilía, el Cardenal Chomali destacó el profundo significado de esta eucaristía, recordando que “por la imposición de las manos del Obispo y la oración consagratoria, participamos del único sacerdocio de Jesucristo”. Subrayó además que “la vida sacerdotal debe vivirse como una vida eucarística, pues es allí donde el sacerdote encuentra su alimento principal y la caridad su máxima expresión”.
En el contexto del Jubileo 2025, el Arzobispo llamó a los presbíteros a mantenerse firmes en la fe y cercanos al pueblo. “Nuestra tarea es fundamental: devolverle el alma a la sociedad, devolver el sentido de la vida, que no es otro que amar a los hermanos, buscar a Dios y alcanzar la vida eterna”, afirmó en su mensaje.
La Misa Crismal no solo simboliza la unidad del presbiterio con el Obispo, sino que también es ocasión para renovar el llamado de servicio que cada sacerdote ha recibido. Así lo expresó el padre Mateo Gómez, párroco de San Pedro en Bajos de Mena: “Renovar nuestro sacerdocio nos recuerda nuestro compromiso de servicio y de amor al pueblo de Dios. Siempre la vida se tiene que renovar, porque si no se renueva, se caduca”.
En la misma línea, el padre Pablo Arteaga, de la Parroquia María, Madre de la Iglesia en La Florida, compartió que este día “es un momento de renovación en la fe, en la esperanza y en el amor, para ser más de Cristo y servirlo con todo el corazón”.
La Misa Crismal es una de las expresiones más claras de comunión eclesial y signo visible del vínculo entre los pastores y su comunidad. En palabras del Cardenal, “somos un presbiterio único, podríamos decir que somos una familia, y hemos de vivir como tal”.