Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Jueves 16 de marzo de 2017

En marcha hacia el Sínodo de jóvenes católicos 2017

Con esta sorpresa comienza el año 2017 en la Arquidiócesis de Santiago: nuestro pastor y obispo, Cardenal Ricardo Ezzati, convoca una Asamblea Sinodal de Jóvenes Católicos desde la Pascua de 2017 hasta Pentecostés de 2018. Esto después que el Papa Francisco ha convocado para octubre de 2018 un Sínodo de Obispos sobre el tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Padre Christian Borghesi, Asesor Pastoral Juvenil Zona Sur

¿Qué significa Sínodo? Del griego "sun-odós", que significa "caminar juntos", el Sínodo es una reunión periódica, que tiene el objetivo de reunir alrededor de una única mesa a diferentes participantes, que comparten un tema o una finalidad común.


En nuestro caso, en la Presentación del Documento preparatorio del Sínodo, el Papa Francisco considera que "los sujetos de la acción pastoral son los mismos jóvenes, sea como protagonistas o como receptores. La Iglesia les pide que le ayuden a identificar las maneras más eficaces para anunciar la Buena Nueva. Los lugares de la acción pastoral son la vida cotidiana, las actividades para los jóvenes, las JMJ, los eventos diocesanos, parroquias, oratorios, universidades, escuelas católicas, voluntariado, actividades sociales, los centros de espiritualidad, las experiencias misioneras, las peregrinaciones, la piedad popular. No falta un toque al "mundo digital", que abre nuevas oportunidades, pero también nuevos peligros. Los instrumentos son los lenguajes (se privilegian los más significativos para los jóvenes), la educación, la oración, el silencio, la contemplación". (2017)


En esos mismos lugares todos los días pasa y está presente el Señor Jesús, nuestro Amigo y Maestro, que nos invita a seguirlo como lo hizo con los discípulos que en el primer capítulo del Evangelio de San Juan le preguntaron: "Maestro, ¿dónde vives?", y que después fueron, vieron y se quedaron. Nuestro Obispo Ricardo Ezzati, en su Carta Convocatoria de la Asamblea Sinodal (Enero 2017), nos recuerda que justo ahí, en esos mismos lugares donde Jesús aparece, no pueden faltar todos los que aman y están comprometidos con el mundo juvenil, sean ellos animadores o catequistas, profesores, asesores, párrocos y consagrados todos, llamados a revestir la tarea de Juan el Bautista, quien indicó a esos dos discípulo que el hombre que estaba pasando, se llamaba Jesús, era el Cordero de Dios, el Mesías. Gracias a ese encuentro sincero, cercano y familiar con el Jesús que les hospeda en su casa, los dos discípulos se volverán misioneros y contagiarán a otros pares en el seguimiento de Jesús.


Y sobre ese encuentro vivo con la persona de Jesús toma forma y vida el tema del Sínodo. La Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, en su publicación Hacia unas orientaciones nacionales para la pastoral de juventud nos recuerda que "no es posible acoger este enorme desafío si no arde en nosotros el "fuego que enciende otros fuegos" (2016, p. 22), animado por el Encuentro con Jesucristo. Tal vez hoy más que nunca estamos llamados a propiciar, como pastoral de juventud, el encuentro personal con el Dios vivo, ya que "el cristiano en el futuro o será un místico, es decir, una persona que ha experimentado algo, o no será cristiano". (Karl Rahner)


Dejemos resonar en nuestro corazón las palabras del Papa Francisco en su Carta a los jóvenes con ocasión de la presentación del documento preparatorio de la XV asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos:


También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino? Estoy seguro que, si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada continua a resonar en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena. Esto será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida.