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Jueves 5 de marzo de 2020

“Este año el foco es el acompañamiento a las comunidades”

Durante poco más de un año, el equipo de la Delegación Episcopal para la Verdad y Paz ha trabajado de manera continua y ardua, recibiendo denuncias, acompañando y creando herramientas para apoyar a víctimas de abusos sexuales y abusos de poder y conciencia ocurridos dentro de la Iglesia.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Vanessa Yegres Salas

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: www.periodicoencuentro.cl

Actualmente, la abogada y delegada Andrea Idalsoaga y su equipo de profesionales se preparan para los próximos pasos, que estarán centrados en el acompañamiento. En esta entrevista nos cuentan sobre su trabajo y lo que se viene para este 2020.

¿Cómo inició la Delegación Episcopal para la Verdad y Paz?

Andrea: La delegación partió en septiembre de 2018 como una forma de coordinar el trabajo que se estaba haciendo en la Arquidiócesis de Santiago en relación a los abusos sexuales. No es solo la parte investigativa y canónica, sino también todo lo que tiene que ver con la formación en prevención. En otro tiempo, existía el Departamento de Prevención de Abusos, que dependía de la Vicaría Pastoral y había un consejo arquidiocesano que asesoraba al obispo en qué hacer en estos temas, pero no había un organismo que llevara todo coordinadamente y, sobre todo, que supervisara los procesos, cómo iban, quiénes llevaban las investigaciones, etcétera.

Siendo mujer y laica, ¿cómo te sentiste al ser designada delegada?

Andrea: No me lo esperaba para nada. Cuando me llamaron, no sabía para qué era. Trabajé durante 16 años en el Tribunal Eclesiástico, pero cuando recibí esto fue con mucha humildad y preguntando "Señor, ¿qué quieres de mí?", además a mí se me junta con que yo soy laica del Amor Misericordioso, que lo conocí en el año 2010, que fue cuando se conoció el caso Karadima. Yo siento que el Señor, a través de mis experiencias, fue preparando mi corazón para este trabajo.

¿Qué departamentos conforman la Delegación?

Andrea: La Oficina Pastoral de Denuncias que ya existía desde el 2011, desde ahí se reciben las denuncias de los delitos cometidos por clérigos y se inicia todo lo que es la investigación canónica, la investigación previa, después eventualmente el proceso. También tenemos el Departamento de Promoción de Ambientes Sanos. El nombre es porque queremos darle una connotación positiva, ya que a través de este departamento preparamos y entregamos herramientas a formadores de las distintas zonas que capacitan a los agentes pastorales que van a servir a la Iglesia y a otros.

El Departamento de Promoción de Ambientes Sanos está a cargo de Paulina Pérez. En la oficina pastoral de denuncias está el padre Iván Paz, y alguien que lleva muchos años y que está desde el inicio es Patricia Ríos, que es psicóloga. La nueva área de desarrollo la encabeza Carla Torres y la idea es que se vincule con todas las áreas del arquidiócesis para que vayamos dando a conocer a la delegación. Queremos propiciar en nuestra Iglesia volver al mandamiento del amor que es fundamental. También tenemos el Programa Repara, desde el cual, se ofrece atención psicológica, psiquiátrica y espiritual a quien lo requiera, buscando el bien de la persona y de su entorno inmediato desde la recepción de la denuncia, con el apoyo de profesionales especializados en traumas complejos.

Carla y Patricia, ¿ustedes cómo llegaron a la delegación?

Carla: Siempre he trabajado como catequista de niños en la parroquia el Divino Redentor, pero me desempeñaba en una empresa de estudios de mercado. Postulé a una vacante, porque necesitaban a alguien que estuviera encargado de ir a terreno y ver cómo estaban funcionando las formaciones, así empecé a trabajar acá. Acompañando a los formadores, anotando las falencias, escuchando qué decían, qué pensaban y sentían. De ahí surgió esta nueva idea de tomar todo lo que obtuvimos de las bases y formar una nueva área que es de desarrollo e innovación, donde mi nueva función es un apoyo a las formaciones, generar herramientas y por otro lado ser un nexo con las distintas áreas del arzobispado.

Patricia: Yo soy psicóloga así que en el 2008 partí haciendo peritajes en el Tribunal Eclesiástico y después en 2011 me preguntaron si era posible que participara en las reuniones para comenzar a formar la estructura de la Oficina Pastoral de Denuncias. Dije que sí, me encantaba la idea y empecé a trabajar en la OPADE desde octubre, que fue cuando se inauguró. Ahora OPADE forma parte de la Delegación para la Verdad y Paz y mi labor es escuchar a las personas que vienen a denunciar.

¿La delegación se encarga de canalizar denuncias de abusos cometidos únicamente en la Iglesia?

Andrea: Sí, solo tenemos jurisdicción para llevar adelante las investigaciones relativas a clérigos de la Arquidiócesis de Santiago. Sin embargo, participamos también en la mesa BICE, que es una institución intraeclesial de varias entidades preocupadas por la juventud y la niñez y queremos de a poco - yo creo que eso se va validando con el trabajo serio, coherente - ir avanzando. También hemos estado en contacto con la Fundación para la Confianza y vamos a ir creciendo para ir trabajando en conjunto con otras instancias. Actualmente existe una crisis de fe y mucho cuestionamiento a la Iglesia, debido a los abusos.

¿Cómo ha sido su experiencia siendo parte de la delegación ante este escenario?

Patricia: Mi fe se ha fortalecido porque escuchar las denuncias y ver cómo la persona ha podido seguir creyendo a pesar de sus circunstancias y ha podido salir adelante, me muestra la fortaleza del ser humano y cómo somos en realidad hijos de Dios, porque esa fortaleza surge de ahí, de la fuerza que te da el amor a Dios, a Jesucristo. Para mí, lejos de disminuir mi fe, la ha aumentado.

Carla: Viniendo de un área tan diferente de la que yo venía y siendo muy católica, al principio fue fuerte. ¿Qué me sirvió? El apoyo de mi guía espiritual, amigos, sacerdotes y mis compañeros. La fe no flaquea dentro de la delegación, tenemos una fe viva, un Cristo vivo, por eso el logo de la delegación es el Buen Samaritano, porque tenemos que mirar a quien llegue como Jesús, sin distinción.

¿Cuáles creen que son las fortalezas de esta delegación?

Patricia: La principal fortaleza es el espíritu de equipo. Trabajamos juntos con mucho respeto por el otro, con cariño, además, con dedicación y con mucho profesionalismo, porque los que estamos acá somos todos profesionales, eso es lo que más nos destaca y ocupar todas las potencialidades del arzobispado al servicio de la gente.

Carla: Además, somos distintos tipos de profesionales. Tenemos un abogado, dos psicólogos, cada uno en una especialidad diferente: periodista y dos religiosos. Cuando tenemos reuniones de equipo, es un complemento porque puede existir una situación y lo vemos desde diferentes aspectos para tomar medidas.

¿Qué metas tienen como equipo para 2020?

Carla: Una de las metas que tenemos para este año es que de forma tanto interna como externa se entienda qué es la delegación, para qué está creada, quiénes pueden venir, qué vemos acá y que en el fondo podamos hacer un trabajo en conjunto con las diferentes áreas de la Arquidiócesis de Santiago.

Andrea: Este año concretamente el foco es el acompañamiento a las comunidades. Ahí tenemos un nicho muy importante porque hay comunidades muy heridas. Esto nos hizo ver la importancia de generar espacios de escucha activa, acogida y contención formal, en donde profesionales de la Delegación para la Verdad y la Paz, junto a representantes de la Vicaría Territorial de la comunidad directamente afectada se hicieran presentes, favoreciendo así la generación de un vínculo. Junto con ello, se propone un proceso conjunto de sanación, que permita resignificar los hechos vivenciados, tomando en consideración su propia historia y sus recursos.