Monseñor Aós: “¿Qué quiere Dios de mí, qué tengo que hacer?”

Al inicio de la eucaristía, el cardenal señaló que era un día de alegría. “Damos a este domingo el título de Epifanía.  Epifanía significa manifestación de Dios. ¿Dónde está Dios?, se preguntaban los judíos en aquel tiempo.  ¿Dónde está Dios ahora que nos oprimen los romanos, dónde está Dios ahora que los corruptos y los violentos triunfan, ahora que nuestros líderes religiosos pelean los saduceos y los fariseos y los levitas? Aquí está Dios: en un pesebre, y en una cruz. ¡Qué tremenda osadía nuestra fe cristiana!”.

En su homilía, el arzobispo y a la luz de la contingencia que vive el país y el mundo entero, exhortó. “¿Qué quiere Dios de mí, qué tengo que hacer? Preguntas que se harán también las comunidades cristianas. ¿Qué hacemos nosotros hoy, en Chile? ¿Qué quiere Dios de nosotros en este momento? Que nos respetemos y amemos como cristianos, que la luz del Señor resplandezca en nosotros y que en nuestras comunidades se manifieste la gloria de Jesucristo. Jesús nos urge: ¡que brille de tal modo su conducta ante los hombres que quienes los vean a ustedes se sientan animados a alabar al Padre que está en los cielos! Ustedes son mis testigos hoy, aquí y en toda la tierra”, dijo.

Respecto de lo anterior, prosiguió. “En nosotros como cristianos, en nuestras comunidades como cristianos, quiere Dios hacer brillar su luz, manifestar su gloria y salvación. Se acercarán en este año que comenzamos, momentos de incertidumbre, de discusiones, de tener que tomar decisiones ¿Podrán venir hasta nosotros para beneficiarse de nuestra luz, para caminar al resplandor de nuestra aurora? El resplandor de la verdad puede molestar, pero siempre libera y encamina y da alegría y fuerza. Nuestra tarea pasa por las palabras y el compromiso, cristianos que hablan evangelio y se comprometen en la política de la verdad y la cultura de la vida y la justicia”, animó.

Por último, recordó que Epifanía es un para pedir por nuestra fe. “Día de oración agradecida por quienes nos trasmitieron esa fe. Por nuestras abuelas y abuelos, nuestras mamás y papás, nuestros hermanos, tantas catequistas y religiosos o sacerdotes. Día de oración por tantos que no conocen a Jesucristo, que no creen en él; y por aquellos que lo conocieron, pero se decepcionaron. Que la luz celestial nos guie siempre y en todo lugar, para que contemplemos con fe pura y vivíamos con amor sincero el misterio del que has querido hacernos participar”.