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Lunes 5 de julio de 2021

“El Señor se hace carne en su pueblo para llamarlo a la conversión”

Durante la misa de este domingo, monseñor Cristián Roncagliolo hizo eco del llamado de la Conferencia Episcopal de Chile y pidió por el buen desarrollo de la Convención Constituyente.

Periodista: Paula Ampuero

La misa de este especial domingo 4 de julio fue transmitida en vivo desde la parroquia Los Castaños, a través de emol.com y las redes sociales del Arzobispado de Santiago. El Obispo Auxiliar, Cristián Roncagliolo, presidió la eucaristía y la inició con un llamado a disponer el corazón para celebrar este día del Señor, en el “que también en nuestra patria se inicia un nuevo proceso con la Convención Constitucional”.

En su homilía ahondó en este tema, y reflexionó: “En este día en que nuestro país entra en un inédito proceso histórico pidamos al Señor que quienes trabajaran en este empeño constitucional sepan trabajar desde la legítima diversidad, pero con un norte común que es fraguar un futuro promisorio para Chile donde nadie sobra; que se reconozcan necesitados los unos de los otros para que puedan servir en comunión; que valoren el trabajo mancomunado al servicio de los demás”.

Durante la oración universal, se plegó al llamado de la CECh y pidió de forma especial por todas las personas, miembros de la convención, en el día que comenzaron a redactar la nueva Constitución Política para Chile. Además, pidió por la paz en el país y por la recuperación de quienes padecen enfermedades.

Jesús no es reconocido por sus paisanos

El obispo se detuvo en su homilía, para profundizar en el mensaje de la Palabra de Dios: “Cuando nos aproximamos al Evangelio, no podemos sino sorprendernos de lo que ocurre. Jesús no es reconocido por sus paisanos. Quienes lo conocen desde hace más de treinta años no son capaces de descubrir en él al Mesías, al Hijo de Dios vivo”.

Para comprender esto, explicó Roncagliolo, “resulta esencial preguntarnos qué concepto de Mesías hay en el corazón de quienes no lo reconocen. Una posibilidad es que aspiren a un Dios lejano, distante, que no se inmiscuye en la realidad, un Dios conceptual, de ideas. Otra posibilidad es que esperan un Dios de efectos especiales, que realiza prodigios extraordinarios y que se manifiesta en la espectacularidad”.

Pero el obispo fue claro: “Ni lo uno ni lo otro son la propuesta de Jesús. El Señor es un Dios encarnado, que se hace historia y que manifiesta en lo cotidiano su fuerza y su misericordia. Esto mismo provoca que el Señor haga el camino de la persona, desde la sencillez de la cotidianidad aspirando a la propagación del Reino y la llamada a la conversión en el transcurrir de la vida diaria. Y esto mismo hace que el camino del cristiano y de su fe sea histórico. Queremos tocar la vida con la fuerza del Evangelio para hacer que el reino de Dios crezca entre nosotros. De ahí que lejos de todo alejamiento de la realidad, el auténtico cristianismo quiere tocar la polis, transformar la historia y conformarla con el Evangelio de Jesucristo”.