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Miércoles 25 de julio de 2018

Asamblea hace propuestas para el renacer de la Iglesia

Renovar estructuras, potenciar la participación laical y retomar la senda del Concilio Vaticano II son algunas de las propuestas que surgieron en la reciente Asamblea Eclesial de la Arquidiócesis de Santiago, el 21 de julio, en el Colegio Sagrados Corazones.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/

El encuentro tuvo por objetivo compartir las reflexiones hechas por los consejos parroquiales, párrocos, las pastorales de los colegios y movimientos en torno a la carta del Papa Francisco "Al Pueblo de Dios que peregrina en Chile". Los participantes hicieron un discernimiento de esas reflexiones y, a partir de ellas, propusieron pasos para una Iglesia más sinodal y participativa.

Al comienzo de la asamblea, el padre Eduardo Pérez-Cotapos SS.CC. hizo algunas reflexiones sobre la carta del Papa Francisco al Pueblo de Dios que peregrina en Chile, en las que indicó que la Iglesia es sinodal, profética y esperanzadora. Precisó el padre Eduardo que "una Iglesia sinodal es una Iglesia en la que caminamos todos juntos, compartiendo la vida, es una Iglesia en la que cada uno no camina solito, sino que caminamos juntos". La Iglesia es profética, dijo, "porque sabe poner en el centro lo importante, que es Jesús y los pobres, y es esperanzadora porque sabe abrir horizontes al que está sufriendo. La Iglesia se hará grande cuando se haga cargo del dolor de mi país, del dolor de la gente. Y tenemos dolores en el país, los dolores de las familias desunidas, de las familias que fracasan, de los hijos que son rebeldes, que se crían solos; el dolor de los jóvenes dependientes de la droga, de los desamparados, de los que no tienen trabajo. ¿Nos hacemos cargo de todos los dolores?".

Por su parte, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, saludó a los presentes y agradeció "la fidelidad de este grupo de hermanos y hermanas que de verdad quieren vivir con plenitud su vocación de cristianos, a partir de las heridas que cada uno y como comunidad podemos experimentar". Luego, expresó que vivir la vocación cristiana en este tiempo significa "rechazar todo aquello que se opone a la identidad de nuestra vocación cristiana y comprometernos con todas las fuerzas del Evangelio del seguimiento de Jesús en la historia de nuestras vidas".

Enseguida, el pastor se refirió a la actitud de Jesús, que frente al rechazo que provocaba su predicación respondía haciendo milagros. Esta metodología de Jesús, dijo el cardenal, exige mucha humildad, "para hacerse último, hacerse servidor, hacerse pequeño. Es el camino que también en estos días nos ayudará a anunciar con parresia el Evangelio". Agregó que esta tarea es de todos, pero, "de una manera especial, de quienes en la Iglesia, por una vocación específica del Señor, tenemos algunas tareas también específicas que desarrollar", como los laicos que están más comprometidas con la misión de la Iglesia, indicó.

Ideas desde la base para la renovación

Los participantes trabajaron en cuatro grupos, que abordaron cada uno un texto diferente tomado de la carta del Papa, para ver qué aportes se podía sacar de ellos para el quehacer pastoral de la Iglesia en Santiago.

De esas reflexiones surgieron diversas propuestas, que deberán sistematizarse y pasar a formar parte de la labor pastoral arquidiocesana. Entre ellas figuran las siguientes:

- Volver a hacer vida los contenidos del Concilio Vaticano II.
- Llevar a la práctica el concepto de que en la Iglesia todos somos iguales en dignidad, lo que debiera ayudar a una mayor participación laical y mejor relación de los laicos con los sacerdotes.
- Que los presbíteros entreguen a los laicos responsabilidades que los sacerdotes asumen hoy, para que se aboquen con mayor dedicación su propio ministerio.
- Que todos en la Iglesia tengan acceso a la formación de ambientes sanos.
- Hacer más presente el kerygma, la caída original y la respuesta redentora de Dios, a través de la muerte y resurrección de su Hijo.
- Crear espacios para que las víctimas expresen su dolor y trabajar el dolor como un proceso, poniendo a Jesús en el centro, para nacer de nuevo.
- Renovar las estructuras.

Estas y las otras propuestas están siendo procesadas para presentarlas en un documento en la próxima jornada arquidiocesana de planificación de agosto de este año.