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Jueves 25 de junio de 2020

El sentido del sufrimiento y la esperanza cristiana en el segundo Miércoles de San Lorenzo

Inspirado en las lecturas bíblicas del libro de Job, la actividad fue dirigida por el padre Raúl Pariamachi SS.CC. y contó con la participación 120 diáconos junto a sus esposas. Revisa tú también los contenidos de este encuentro sobre la esperanza y la fe en momentos de dificultad.

Por: Vanessa Yegres

“Este es un tema largo y complejo, donde se mezcla nuestra opinión”, dijo en su inicio el padre Antonio Pariamachi, Superior Provincial de los Sagrados Corazones de Perú, con respecto al sentido del sufrimiento, marcando el segundo "Miércoles de San Lorenzo", encuentro que realiza periódicamente el Arzobispado de Santiago a través de su Vicaría para el Clero. El espacio de reflexión está pensado para los diáconos y sus esposas, e invitan a compartir ideas para un mejor discernimiento cristiano formativo. 

El sentido del sufrimiento

Pariamachi planteó los cuestionamientos que presenta Job, destacando diálogos que apuntan a la pregunta sobre el sentido del sufrimiento, ubicándolos en la perspectiva de la situación actual. Señaló que este tema es algo que explorar profundamente porque, “evoluciona a través del tiempo”, advirtiendo que no siempre es bueno fijarnos únicamente en las ideas más antiguas, dada la naturaleza cambiante de los seres humanos y cómo experimentamos el sufrimiento. 
En los capítulos del libro de Job, del N°3 al N°42, el enfoque -explicó Pariamachi- se da en conversaciones con sus amigos, en un tiempo durante el cual lo pierde todo. Esto representa una metáfora acerca de la fe cristiana sobre la omnipotencia de Dios y contraponiendo eso a la disyuntiva del decaimiento de la fe frente al dolor. “Estoy con Dios porque me trata bien, pero cuando me siento abandonado ¿Lo cuestiono? ¿Si aceptamos los bienes, por qué no aceptamos los males?”, se pregunta.
Como respuesta al planteamiento inicial, el padre Antonio señala que"cuando estamos frente al sufrimiento, propio o ajeno, nuestra fe es desinteresada", y citando a Elihú, muestra la fe como una conexión causal entre los actos, siendo este el mensaje de fondo y sentido a la dificultad, "'con el sufrimiento Él salva al que sufre, abriéndole el oído con el dolor'; finalmente, el sufrimiento, en alguna medida, nos salva, nos abre el oído para aprender, para escuchar, para tomar consciencia de lo que quizás no habíamos podido tomar conciencia en momentos en los que estamos felices". 

Esperanza en la Fe 

Durante la actividad, el diácono Jaime Coiro reflexionó sobre la presencia de Dios a través del acompañamiento y empatía fraternales, desde la humildad humana. “Por el agobio y el dolor de un hermano o hermana, a veces creemos que la palabra que ellos esperan es la nuestra y cuando damos nuestra palabra, a veces cometemos torpezas”, señala, agregando que estar no es necesariamente hablar, “el que tiene que hablar es el Señor y a veces el Señor habla con el hecho de que tú estés ahí, que tu teléfono esté disponible, pero solo para estar, acompañar, ser un hombro y consuelo”.
Sobre esto y continuando con referencias al libro de Job, Pariamachi relató que, en la historia, al pasar la dificultad y mantenerse firmes en la fe, Dios premia. “Pasó el sufrimiento y ahora confías y tal vez haya un final distinto (...) en sus últimos años, Dios bendijo a Job con abundancia”.  


Mirada hacia adelante

Como cierre, monseñor Alberto Lorenzelli, Vicario para el Clero, agradeció la perspectiva y reflexiones del padre Raúl, como una luz en el tema del dolor y el sufrimiento. “Son temas que se están poniendo también como preguntas, reflexión, inquietudes”. Lorenzelli explicó que “es un tiempo particular que nos toca”, considerando que hemos vivido momentos similares en la historia, y si bien lo que nos interpela hoy no es lo mismo, tiene una raíz común. Asimismo, invitó a no caer en “el error de culpar a Dios sino mirarnos interiormente, Dios comparte nuestra vida y comparte nuestro dolor”.  
Instando a los participantes a continuar en oración, reflexión y la escritura como herramienta para el discernimiento personal, la actividad culminó con una oración para vivir de manera espiritual, sapiencial e inteligente el momento actual, teniendo la capacidad de leer todas las situaciones desde la fe esperanzadora. 
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