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Lunes 3 de junio de 2019

Encuentro de oración de animadores, servidores y asesores de la esperanza

El fin de semana se realizó en Picarquín, el encuentro de oración 2019 de jóvenes y adultos que animan la Pastoral Juvenil de Santiago, organizado por la Vicaría de la Esperanza Joven y su vicario, Monseñor Cristián Roncagliolo.

Fotos: Omar González

Periodista: Marcela Maldonado

“Él nos amó primero”, fue el lema que este año congregó a más de doscientos jóvenes en un espacio común para compartir, encontrase con el Señor y reflexionar sobre la caridad cristiana y cómo esta se expresa la vida de cada uno y en el servicio que prestan en las distintas comunidades en las que participan. 

Durante los tres días de jornada vivieron distintos momentos que propiciaron una reflexión profunda en cada uno de los grupos. En este contexto, los jóvenes recibieron la visita de monseñor Celestino Aós, Administrador Apostólico de Santiago, quien llegó la mañana del sábado hasta Picarquín para compartirles su mensaje y sostener un diálogo con ellos. 

“Eso nos hace cristianos, experimentar el amor de Dios en la vida”, dijo monseñor Aós  a los jóvenes reunidos. “Cuando uno experimenta el amor se le nota, al cristiano aunque no lo hable se le nota que está enamorado de Jesucristo y acompañamos el proceso de cada persona que quiere encontrarse con ese Dios que nos ama y quiere contagiar eso a los demás. El cristianismo es contagioso”, dijo en su mensaje.

En el espacio de conversación los jóvenes se tomaron la palabra, agradecieron la presencia de monseñor Aós y le plantearon sus inquietudes.

Redes sociales

Consultado sobre el uso de las redes sociales en la evangelización, el Administrador Apostólico dijo que  estas son técnicas, que se pueden usar para bien y para mal. “Se pueden usar para comunicar, lo mismo que la palabra, con ella puedo acercarme, comunicar cosas, transmitir cosas, pero yo puedo hacer de ella un arma. Con la palabra mentimos, calumniamos”.  

También señaló que “las redes pueden tender una trampa en cuanto hagamos de la evangelización algo teórico. Nosotros tenemos la tentación de trampear con Dios y acoger solo aquello que nos viene bien. El problema nuestro es que cortemos el Evangelio donde no nos interesa y en las redes tenemos facilidad para cambiar de canal”, respondió.

Iglesia en crisis

Ante la crisis que vive la Iglesia a causa de los casos de abuso, monseñor Aós  animó a los agentes pastorales a poner su voluntad para cambiar las situaciones de dolor. “Tenemos que comprometernos a poner todo de nuestra parte para que eso no ocurra”.

“Quién de nosotros no ha hecho buenos propósitos y quién de nosotros puede decir que los ha cumplido todos. El abuso sexual, el abuso económico, de poder, el bullying, el menosprecio, el pecado, aparece con mil rostros, está ahí. La única garantía que tenemos es que nosotros vamos a poner esa buena voluntad y Jesús nos ayudará”.

Durante el encuentro, animadores, servidores y asesores profundizaron en la dimensión de la caridad cristiana y cómo ella se manifiesta en su relación con Dios, con sus hermanos, con la creación y con su propia historia.  

Bárbara Salas, del equipo de servicio de la zona Oeste, comentó sobre la invitación de este año, “el hecho de estar en comunidad, de hablar del amor que Cristo nos ha expresado ha sido muy bueno, ese amor lo tratamos de testimoniar en nuestro servicio, en la entrega hacia Jesús, el vino a servirnos y no a ser servido y queremos seguir su ejemplo”.

Ignacio Contreras, animador de Pastoral Juvenil, de la parroquia María Reina de la Paz, expresó que “este encuentro ha sido súper comunitario, se ha mostrado la confianza que hay entre los jóvenes aunque no se conozcan. Nos sirve para potenciar lo que trabajamos en la comunidad, que es generar una familia de amor, comprensión, y estos encuentros nos ayudan a fortalecernos y a decirnos sigue así”.

Helly Celedón, asesora y participante de la parroquia San Joaquín, de Renca, agradeció esta instancia y la posibilidad de reconocer que  “es imposible que haya un no por delante sabiéndome amada. Gracias Dios por ser testigo y permitirme amar.  Son estas instancias y mi comunidad,  que me hacen recordar cómo debo amar”.