Extraordinarios - Rosa Moreno

Tengo 71 años y mi servicio es acompañar a quienes necesitan apoyo para salir de las adicciones del alcoholismo y la drogadicción. Hago este servicio a Dios porque yo fui como ellos. Durante muchos años estuve ausente de Él. Sabía que existía Dios, pero no estaba en mi mente y menos en mis planes porque estaba con alcohol en mi cuerpo.

Un día, en una Eucaristía, me pregunté hasta cuándo iba a estar en el suelo. Recuerdo que esa misa fue toda para mi. Escuché el Evangelio, las lecturas, y hasta me regalaron una canción que aún recuerdo y cuya letra decía: “Cuánto tiempo que vagué sin saber por dónde ir”. Desde ese momento se convirtió en mi canción de batalla.

Quise que lo que me pasó le pasara también a otras personas, que Jesús nos saque la venda cuando no queramos entender o escuchar. Prometí servir a Dios hasta el fin de mis días y empecé a caminar con Él. En ese momento había quedado viuda y con dos hijos. Luego tuve otro hijo, producto de otra relación, y después, en el transcurso de un cambio, conocí a Humberto, quien cambió mi vida. Se convirtió en mi esposo y ya llevamos 34 años de casados. Hice cursos de catequesis y comenzamos a dar charlas para compartir nuestro testimonio. Humberto lleva 41 años de abstinencia y yo 30.

Nos cambiamos a Maipú y sigo sirviendo a través de la comunidad Despertando a la Vida, de la capilla San José. Doy gracias a Dios y es una alegría inmensa ver a personas que salen de la esclavitud de las adicciones. También doy gracias al Señor por los sacerdotes que nos han acompañado en la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción, en especial, al padre Sergio Nazer, quien con su testimonio nos acompaña siempre.

Con mi viejo llevamos tantos años en esto que abrazamos a quienes quieren salir de este flagelo. Sería muy bueno que se pueda trabajar este tema desde los colegios o escuelas y hablar sobre las consecuencias de las adicciones desde temprana edad.