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Artículo

Martes 1 de octubre de 2024

Encontrando esperanza en la fe y el apoyo mutuo

En el mes de la prevención del cáncer de mamas, reflexionamos sobre la importancia de mantener nuestra fe en Dios como base de nuestra fortaleza. La historia de Noemí nos muestra cómo, incluso en los momentos más oscuros, debemos confiar en Dios, pero también abrirnos a recibir apoyo de quienes nos rodean. Noemí, quien lo perdió todo, encontró en su nuera Ruth el consuelo y la esperanza que necesitaba para seguir adelante.

Periodista: Nazareth Quezada A.

Noemí vivió una de las pruebas más duras que una persona puede enfrentar: la pérdida de su esposo e hijos. En su dolor, creyó que Dios la había abandonado, pero su fe no se extinguió. Aunque en su desesperanza quiso enfrentar su sufrimiento sola, Ruth permaneció a su lado, pronunciando una de las frases más conmovedoras de las Escrituras: “Donde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut 1,16).

Esta historia nos enseña que debemos buscar y confiar primeramente en Dios, pero también estar dispuestas a aceptar la ayuda de quienes nos rodean. Dios, en su infinita misericordia, a menudo nos tiende su mano a través de otras personas. Al igual que Noemí encontró una compañera en Ruth, las mujeres que atraviesan el cáncer de mamas pueden hallar fortaleza en sus seres queridos o en la comunidad de fe que las rodea.

Es por esto, que te invitamos a tomar acción. Así como Ruth caminó junto a Noemí, hoy te invitamos a que tú también cuides de ti misma y de tus seres queridos. Realízate un chequeo preventivo y alienta a otras mujeres a hacer lo mismo. Detectar el cáncer a tiempo puede marcar la diferencia. ¡Hazlo por ti y por quienes te aman!