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Domingo 18 de octubre de 2020

“Los misioneros y misioneras entregan su vida para llevar la fe por el mundo”

Este domingo 18 de octubre, día en que se celebra el Domingo Universal de las Misiones, el Arzobispo Celestino Aós rezó por el servicio de todos aquellos enviados a anunciar el Evangelio a quienes no conocen a Jesús. La misa dominical fue concelebrada por el Obispo Auxiliar Alberto Lorenzelli y transmitida por Emol TV con un alcance de 35 mil reproducciones.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

En su homilía, el Arzobispo de Santiago recordó el salmo 95 que nos invita a anunciar al Señor entre sus pueblos y enfatizó que: “Esa es la misión de ustedes y la mía. Eso es ser Iglesia en salida y en misión. Con frecuencia se nos imponen imágenes terribles: inundaciones, terremotos, incendios, guerras, violencia, destrucción y manifestaciones, y allí aparecen los que dictan las cátedras y hablan, pero no hacen nada, y también aparecen los que hacen y ayudan y desgastan su vida por los más necesitados”.

Sobre la contingencia que vive el país y la Iglesia, monseñor Aós agregó que “Entre tantos carteles y anuncios qué invitan a acciones políticas, manifestaciones, revanchas, a consumir productos, quizás haya visto uno que dice “Aquí estoy, envíame. Hoy es el Día Mundial de las Misiones y muchos cristianos laicos, pero principalmente religiosas, religiosos y sacerdotes, un día respondimos aquí estoy, envíame a mí y partimos a anunciar la gloria de Dios y sus maravillas entre las naciones, a anunciar la Buena Noticia a los hombres”, animó.

“Todos llamados a remar juntos, todos necesitamos reconfortarnos mutuamente”

La exhortación continuó con palabras sobre la fe de los misioneros y misioneras. “Hoy vivimos situaciones excepcionales al igual que los discípulos del Evangelio. Nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios”.

En ese contexto, prosiguió. “La llamada a la misión, la invitación a salir de nosotros mismos por amor de Dios y del prójimo, se presenta como una oportunidad para compartir, servir e interceder. La misión que Dios nos confía a cada uno nos hace pasar del yo temeroso al yo renovado por el don de sí mismo. La iglesia en salida no es un programa, una intensión que se logra mediante un esfuerzo de voluntad, es Cristo quien saca la Iglesia de sí misma en la misión de anunciar el Evangelio”, reflexionó.

Al final de sus palabras, invitó a aportar económicamente con la misión en el mundo. “Se necesitan dineros, esas monedas que no pueden ser Dios en nuestras vidas. He visto a los misioneros y misioneras junto a los que sufren, no tanto a los que vociferan y gritan. Usted debe hacer su aporte. Todos podemos entregar dinero. Debe comportarse como cristiano, porque su fe y su vida tienen que ser una luz para los demás. No busque el aplauso ni las felicitaciones del mundo, sino el ser fiel a Jesucristo”.

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